Mi compañero cicloaventurero Jorge en el transcurso de la Transpirenaica |
Integrantes: Jorge y Kike
Ruta realizada en el verano del 2010
Ruta realizada en el verano del 2010
Antes de empezar a narrar la crónica de éste
viaje a lo largo de la cordillera pirenaica he creído conveniente mostraros
antes un magnífico artículo escrito por Joan Oliver. En él habla precisamente
de lo que es el “concepto” cicloturista y de lo que esto significa.
Leyendo el artículo primero, podréis comprender
mejor el cómo y el por qué de la realización de éste viaje y de tantos otros
del mismo estilo.
Se titula “Satisfacción a cada pedalada”
“Es bastante difícil dar una definición exacta
del cicloturismo. Es un deporte tan plural, tan complejo, tan personal, tan
original... que no es posible etiquetarlo nunca. ¡Se vive o no se vive, uno
tiene la sensación o no la tiene!
El termino cicloturismo engloba todas las formas de ciclismo recreacional, no competitivo, todos los ámbitos de utilización de la bicicleta en constante búsqueda. Es el deporte que se hace sin prisas (no se ha de llegar en primer lugar), sin premios (la satisfacción se encuentra en cada pedalada). Es el deporte en el que no se intenta imitar el ciclismo de alta competición, y en el que se busca, muchas veces, la autosuficiencia. Es uno de los mayores placeres que proporciona la bicicleta. No es importante cuántos kilómetros se hacen, ni con qué tiempo, sino cómo y por dónde se va. El auténtico cicloturismo comienza bastante antes de la primera pedaleada: preparando los itinerarios, estudiando los mapas, hablando, acumulando información, estudiando los lugares, las formas de comer y dormir, preparando el material y la bicicleta, poniéndose físicamente a punto...
El cicloturismo, más que un deporte, es un cierto estilo, una cierta concepción y una cierta filosofía de la vida.Es una combinación indivisible entre hombre y máquina.
Es sinónimo de libertad y de independencia. Nos ayuda a redescubrir sensaciones perdidas de nuestro mundo interior, a reencontrar los placeres más intensos, y a conectar y a interpretar nuestro entorno y la realidad de la vida.
Es una fuente inagotable de sensaciones variadas para todas las edades. No está reñido con el concepto de familia, ya que este maravilloso artilugio mecánico se revela también como una herramienta de unión familiar. Hoy en día es habitual la imagen de las parejas con sus hijos, que comparten las emociones de un paseo con bicicleta.”
El termino cicloturismo engloba todas las formas de ciclismo recreacional, no competitivo, todos los ámbitos de utilización de la bicicleta en constante búsqueda. Es el deporte que se hace sin prisas (no se ha de llegar en primer lugar), sin premios (la satisfacción se encuentra en cada pedalada). Es el deporte en el que no se intenta imitar el ciclismo de alta competición, y en el que se busca, muchas veces, la autosuficiencia. Es uno de los mayores placeres que proporciona la bicicleta. No es importante cuántos kilómetros se hacen, ni con qué tiempo, sino cómo y por dónde se va. El auténtico cicloturismo comienza bastante antes de la primera pedaleada: preparando los itinerarios, estudiando los mapas, hablando, acumulando información, estudiando los lugares, las formas de comer y dormir, preparando el material y la bicicleta, poniéndose físicamente a punto...
El cicloturismo, más que un deporte, es un cierto estilo, una cierta concepción y una cierta filosofía de la vida.Es una combinación indivisible entre hombre y máquina.
Es sinónimo de libertad y de independencia. Nos ayuda a redescubrir sensaciones perdidas de nuestro mundo interior, a reencontrar los placeres más intensos, y a conectar y a interpretar nuestro entorno y la realidad de la vida.
Es una fuente inagotable de sensaciones variadas para todas las edades. No está reñido con el concepto de familia, ya que este maravilloso artilugio mecánico se revela también como una herramienta de unión familiar. Hoy en día es habitual la imagen de las parejas con sus hijos, que comparten las emociones de un paseo con bicicleta.”
Ahora que os ha quedado claro “el concepto”,
pasemos, pues, a la acción:
Mapa general de la Transpirenaica en BTT |
Portada de la guía de Jordi Laparra |
Nosotros seguimos fielmente la guía de la Transpirenaica en BTT elaborada por Jordi Laparra. Este libro se acompaña de una completísima descripción con unos cuantos mapas de los distintos sectores por donde pasa la ruta.
Aquel que este interesado en hacer la Transpirenaica recomendamos adquirir esta estupenda guía.
La dilatada descripción que a continuación os expongo es sólo la experiencia única que nosotros vivimos siguiendo el recorrido que Jordi Laparra nos ofrece en su guía.
Para muchos aficionados puede que les motive para iniciar este exigente y bello viaje por el pirineo.
Es por ello por lo que os muestro a continuación:
Prólogo: Visita rápida a la ciudad de Barcelona
Entrada a Montjuic por las Dos Torres. |
33 tranquilos kilómetros en casi cinco horas de pedaleo por sus calles, visitando parques, monumentos, playas y edificios característicos de la ciudad.
Barcelona era una ciudad que nunca antes habíamos visitado. Por lo tanto nos apetecía recorrer los lugares que muchas veces habíamos visto en televisión, periódicos, guías...
El Estadio Olímpico, las Ramblas, la Sagrada Familia, el monumento a Colon, el puerto...y otras tantas cosas que nos sorprendieron.
Nos pareció una ciudad más bonita que Madrid. Puede que el hecho de que la primera tenga playa y mar y la den ese añadido menos estresante dado las aglomeraciones y agobiante tráfico motorizado que nos encontramos en la capital de España.
El viaje desde Burgos lo habíamos hecho la noche anterior y en autobús.
Procuramos dormir durante el trayecto. Sí que lo conseguimos, en parte, aunque el excesivo aire frío del aire acondicionado del autocar nos obligó a abrigarnos más de la cuenta a pesar de estar en los días mas calurosos del verano... y las 3 o 4 paradas que se hicieron, motivaron para que el correspondiente descanso no se hiciera de la mejor manera.
De este día me acordaré también por la agradable conversación con un matrimonio mejicano durante nuestra breve parada en uno de los parques de la ciudad para poder comer.
Se veían muchos turistas y los autocares-guías de Barcelona eran constantes y estaban repletos de gente.
En las Ramblas nos resultó muy curioso observar a los pintores-artistas que te hacían un gracioso retrato caricatura en pocos minutos.
Nos quedamos mirando también a varios animadores de apuestas
- “¡ Acierta donde está el cubo blanco y ganarás !”-.
Por supuesto que todo el mundo, o casi todos, saben que son perfectos timadores y que tienen varios compinches encargados de subir las apuestas y de hacer ver al público de que es muy fácil ganar dinero con ellos.
Sólo me explico de que siempre existirá algún incauto o inocente que caiga en éste timo-juego para que esta gente perdure con tal “negocio”.- “¡ Acierta donde está el cubo blanco y ganarás !”-.
Por supuesto que todo el mundo, o casi todos, saben que son perfectos timadores y que tienen varios compinches encargados de subir las apuestas y de hacer ver al público de que es muy fácil ganar dinero con ellos.
Monumento a Colón |
Escultura de Miquel Barceló |
Estadio Olímpico |
Los Mimos. Esas personas que hacen de esculturas-vivientes, llamaron nuestra curiosidad. Unos más logrados que otros, me recordaron aquellos que vi en mi visita del año pasado a Madrid.
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La playa de Barceloneta |
Torre Agbar |
La basílica de la Sagrada Familia diseñada por Gaudí. |
Llansá. Pueblo de partida en nuestra Transpirenaica en BTT. |
1ª Etapa: Llansá-Masía de Can Bodó
Ese primer día de la Transpirenaica y después de la visita rápida a la ciudad de Barcelona habíamos viajado hasta el mediterráneo pueblo costero de Llansá. Para ello empleamos el excelente transporte público que es el tren convencional.
A diferencia del autobús, en este vehículo no tuvimos que desmontar ni embalar nuestras bicicletas por lo que resultó más cómodo el viaje hasta el lugar de inicio de nuestra ruta cicloturista.
Nos trasladamos a Llansá la tarde anterior alojándonos en el albergue situado al lado mismo de la estación de tren y posteriormente fuimos a cenar a uno de los numerosos restaurantes de esta localidad costera.
Descansamos y dormimos muy bien en el albergue. No se oyó pasar a ningún tren durante la noche.
El desayuno que ofrecieron en este sitio también fue abundante y completo. Por lo que no se pudo pedir más y mejor.
El “contratiempo” del día fue el tener que llevar yo la bici al taller del pueblo.
En León, la semana anterior, la había llevado dos veces al taller para su correspondiente puesta a punto. Esa vez me cambiaron varias piezas desgastadas y estropeadas por el uso: cadena, piñones, platos, ajuste frenos, etc.
A su vez estrenaba en este viaje: alforjas “Ortlieb”, cuentakilómetros, parrilla trasera... y también cambié yo mismo las dos cubiertas de las ruedas por otras nuevas y mejores. Por último puse un porta-bidón nuevo.
Todas ellas piezas necesarias e indispensables al haber desgastado o estropeado las anteriores.
La única compra “extra” que hice, llámese también “capricho”o “renovación”, fue la de un buen saco de dormir de verano o entretiempo, que aguantara temperaturas cercanas a los 0º o 5ºC. Las noches en el alto pirineo pueden llegar a ser bastante frescas incluso en plena estación estival.
-Para que deciros que una vez vi nevar a mediados de agosto...-.
Lo compré poco voluminoso de tal forma que me entrase en una de las alforjas de la bici.
Anteriormente llevaba a las rutas ciclo montañeras mi viejo saco de pluma. Ocupaba tres veces más de volumen que este último y lo debía llevar atado encima de la parrilla al ocuparme todo el espacio útil de una de las alforjas.-Para que deciros que una vez vi nevar a mediados de agosto...-.
Lo compré poco voluminoso de tal forma que me entrase en una de las alforjas de la bici.
Otra posibilidad era llevar mi primer saco de verano... Pero éste también ocupaba gran volumen y creo que no me proporcionaría el suficiente aislamiento en las noches pirenaicas.
Llevaba empleándolo alrededor de 25 años. Desde aquellos primeros campamentos infantiles...
Por lo que creí necesario adquirir algo más práctico para mis frecuentes vivacs por la montaña.
A lo que iba, después de varias revisiones y mejoras la bicicleta no estaba a punto.
No conseguía cambiar al plato pequeño.
A primera hora nos presentamos en el taller del pueblo y allí me dieron para hora y media...
Me fastidiaba perder la mejor hora de la mañana para pedalear en estos días tan calurosos.
-¡Y aún nos faltaba hacer la foto de la costa !-
Después de unos minutos le dije a Jorge que iría él sólo a la playa con la bici, sacara la foto y volviese después para comenzar los dos juntos la etapa.
Playa de Llansá |
Tras una larga espera de más de una hora. El diagnóstico del técnico fue el siguiente; El desviador delantero lo tenía desgastado y en parte “comido” por los frecuentes cambios de cadena por lo que era necesario uno nuevo... la mala noticia es que él no tenía tal pieza y que la tienda taller más cercana estaba en Figueras.
Comentó que había tensado el cable del cambio y que ahora iba algo mejor.
Probé la bicicleta.
Costaba un poco hacer el cambio al plato pequeño pero de momento me podía valer.
Al poco llegó Jorge.
- “Si quieres volvemos los dos juntos a la playa para la foto... ¡ Está muy cerca !- Comenta mi amigo.
- “Déjalo. Vamos a empezar . Son las 10:30 a.m y se nos va a hacer tarde.”- Respondo con cierta pena.
Llevaba yo el libro de Yordi Laparra , abierto por la página del rutómetro justo encima de la bolsa del manillar. De ahí le iba dictando a Jorge los kilómetros parciales hasta los cruces de caminos. Él, por su parte, contabilizaba, en su más visible cuentakilómetros, las distancias a las referencias descritas.
-De esta manera...¡¿Quién necesita GPS?!-
Un detalle importante del viaje con mi amigo es el cambio de su tradicional BTT MARIN por otra mucho más moderna de nombre LAPIERRE; Frenos de disco, doble suspensión, pedales automáticos, cuadro de aluminio, ruedas antipinchazos (sin cámara y con un líquido especial cubre agujeros)...
Jorge esperaba poder adaptarse lo mejor posible a esta novedosa bicicleta.
Los primeros kilómetros fueron modestos puertos de montaña a los que se ascendía por muy buenas pistas.
De vez en cuando volvíamos la vista atrás para contemplar el mar Mediterráneo que iba quedando bajo nuestros pies.
A Jorge le dio tiempo a visitar y mojarse en esta playa del mediterraneo. |
Kike en las primeras rampas con vistas al Mediterraneo |
El calor apretaba por lo que sudamos abundantemente. Pocas sombras donde resguardarse del sofocante “Lorenzo”. Sólo algunos escasas encinas y alcornoques nos ofrecieron tal protección a lo largo del primer tramo.
Bajo una de estas escasas sombras arreglo mi primer pinchazo ocasionado en la Transpirenaica.
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El canto de las numerosas Chicharras se oía por doquier en éste típico paisaje; seco y caluroso.
Menos mal que pasamos por numerosas localidades en las que nos aprovisionábamos de agua.
Corroboramos el aviso que nos cuenta Jordi Laparra en su libro:
“Lo difícil de ésta primera etapa no es el desnivel, ni el estado de las pistas, sino los problemas de orientación que puede ocasionar los numerosos cruces de caminos existentes.”
“Lo difícil de ésta primera etapa no es el desnivel, ni el estado de las pistas, sino los problemas de orientación que puede ocasionar los numerosos cruces de caminos existentes.”
Es pasado el pueblo de Vilartoli cuando un cruce de caminos, no descrito en el rutómetro, nos confunde y recorremos unos kilómetros por una pista equivocada que nos aleja de la ruta principal. Vuelta atrás...
El desvío correcto a Cantallops se encuentra situado a la altura de un Menhir donde nos hacemos la foto correspondiente.
Por las descripciones del libro y mapas y las indicaciones encontradas, comprobamos que es una zona donde abundan estos monumentos megalíticos.
Dolmen |
Jorge decide desviarse por un momento del camino principal para visitar y hacer foto de un dolmen cercano. También le llamó la atención un enorme mensaje “escrito” a base de siega en una ladera de la montaña. “NO a los molinos de viento”.
En el pueblo de Espollá nos comimos un rico y ansiado bocadillo.
Y en Agullán debemos detenernos de nuevo para arreglar otro pinchazo más en mi rueda trasera.
-“No entiendo que pinche tantas veces en estas excelentes pistas llevando unos neumáticos nuevos...Puede que trajera ya pinchada la cámara de repuesto...”-
Aprovechamos el parón para parchear las dos cámaras pinchadas más otra que llevaba en la alforja y que también se encontraba agujereada.
Y es, en este día, donde aprendo a arreglar pinchazos de la mejor manera posible. Clase impartida por mi amigo Jorge.
Después, el camino hacia el pueblo de Darnius, nos parece de lo más bonito visto hasta ahora.
Un espeso bosque de alcornoques nos ofrece sombra en gran parte del recorrido y a la par rodamos por una excelente pista con unos desniveles muy asequibles. Todo ello hace que disfrutemos a tope del momento y del placer de pedalear por estos parajes alpinos.
Observamos apiladas varios montones de cortezas de los alcornoques. Éste descorche se hace bien visible en muchos de los árboles que vemos a nuestro paso. El tronco liso y de color pardo rojizo nos indica tal aprovechamiento forestal.
Tal vez extasiados por el paisaje o tal vez demasiado relajados al ir por una cómoda pista o, quizás, ambas cosas, hace que Jorge “bese” por primera vez el suelo en una curva cerrada al derrapar su rueda trasera por una fuerte frenada en una zona arenosa.
Posando al lado del Menhir |
Rozaduras de poca importancia y un moratón en el muslo es lo que, en parte, se lleva de recuerdo de su camino a Darnius.
A su favor os diré que es la primera vez que veo a Jorge caerse de la bici. Un aprendizaje más en su adaptación a la nueva montura.
Pasado este ultimo pueblo y subiendo otro pequeño puerto, la luces tenues de la tarde nos avisan de que se aproxima la noche.
-“Es hora de ir buscando un lugar para el Vivac”-
No nos ha dado tiempo a completar la primera etapa. El tiempo perdido en el taller de Llansá, los despistes y el arreglo de los pinchazos han sido los “culpables” del retraso en nuestros planes.
-“ No importa. Para eso llevamos un saco de dormir y esterilla. De este modo somos más autónomos y no nos condiciona el final de ruta.”-
Gato montés en la zona de vivac |
Pasamos la masía Can Bodó y a una distancia prudencial llegamos a una parte del bosque en el que el suelo se encuentra poco inclinado y mas o menos limpio de vegetación arbustiva.
-Ideal para un improvisado vivac-
Lo que no fue tan ideal fue la visita durante la noche de pequeños rebaños de ovejas, varios caballos, un par de perros Mastines, un gato montés, varios jabalís y, sobretodo, de los molestos mosquitos tigre que nos acribillaron a picotazos aún echándonos un potente repelente antimosquitos que habíamos comprado.
Noche agitada y calurosa que merece ser descrita mas detalladamente.
-Puede que en el próximo capítulo encuentre el “hueco” necesario para ello.-
Kilómetros día: 67,15. Horas de pedaleo; 5 h:35min. Velocidad media; 11,99 km/h
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2ª Etapa: Masía Can Bodó-Camprodón
-“¿No será eso que se oye...?”- Me pregunta Jorge a mitad de la noche en el Vivac de Can Bodó.
-“Creo que son Jabalís...”-
No hay duda. Su característico gruñido les identifica claramente.
Estos animales no dejaron de rondar por la zona donde intentábamos dormir hasta prácticamente el amanecer.
Lo que no debíamos confundir con los bufidos que nos dirigían las ovejas presentes en sus continuos paseos que se dieron a lo largo de la noche por el bosque de alcornoques.
- Creo que es la primera vez que una oveja me bufa...-
- ¡¡ Pero no dormirán estos bichos...!!-
Las dos o tres yeguas que pastaban conjuntamente con ellas y que según nuestras observaciones hacían las veces de pastor, allí donde iban los caballos detrás les seguían las ovejas, también nos miraron con curiosidad deteniéndose a una corta distancia de nosotros.
Con las primeras luces del alba llegó a nosotros también la curiosidad por vislumbrar a los protagonistas de los gruñidos que se oían cercanos. Nos incorporábamos medio cuerpo varias veces para poder observar alrededor.
Esos “protagonistas” se hicieron visibles cuando dos perros Mastines que según me pareció estaban reuniendo al ganado disperso por el bosque para llevarlo en dirección a la Masia, ahuyentaron a 5 o 6 pequeños jabalís y éstos, en su huida, pasaron a pocos metros de nosotros.
-“¡ Vaya pasada !. Son crías de Jabalí”-
- “¡ Menos mal que no hemos visto a la madre !”
En una anterior incorporación nuestra, pudimos otear a un madrugador gato montés a escasos metros.
Yo ya andaba con la cámara de fotos preparada, por si se presentaba ocasión.Apunté, enfoqué y disparé.
Saltó el Flash de la cámara por no haber suficiente luz.
Sumado a la distancia que nos separaba del animal, sólo se llegó a impresionar en la foto; el reflejo de la luz del flash sobre sus ojos.
-¡Lástima¡-
Después de todo y con todo éste tránsito nocturno lo que no me explico es que sí logré dormirme durante varios periodos de la noche.
Cuando nos levantamos para desayunar comprobamos sobre nuestra piel, el “trabajo” que habían hecho los mosquitos bajo la impunidad y seguridad que les proporcionaba las sombras nocturnas.
En Jorge se habían ensañado sobre su frente y en mí, sobre el brazo derecho. Tres semanas después, todavía no me habían desaparecido en la piel las marcas dejadas por aquellos insectos.
-Esta especie de mosquitos tiene que ser diferente... -
-A los mosquitos autóctonos, les conozco bien de otros vivacs y excursiones y no llegan a ser tan agresivos.-
-¡ Y siempre me habían respetado usando el repelente !-
Pienso que se trate del mosquito tigre -Aedes albopictus- que se introdujo hace unos años en España por la zona de Cataluña. Es originario de las Indias y según las fuentes consultadas llegó hasta aquí en alguno/ os de los múltiples viajes turísticos internacionales realizados en avión desde aquel país.
Hoy nos espera una etapa dura según la descripción de nuestro libro guía. El desnivel acumulado es considerable, sumado al retraso que llevamos de la primera etapa y que nos quedó sin hacer el día antes, puede llegar a ser bastante exigente.
Una hora mas tarde nos presentamos en el bonito pueblo de San Llorenc de la Muga a escasos kilómetros del final de la primera etapa en Albanya .
No nos podemos resistir a visitar y recorrer las calles empedradas de San Llorenc.
Parece que hemos retrocedido en el tiempo a épocas medievales.
Nos encanta.
Las iglesias son de alrededor del siglo X. Los molinos están en perfecto estado y el río encauzado por mitad del pueblo le aporta un frescor y una sensación de tranquilidad al oír el constante murmullo del arroyo que ésta se respira y se palpa en todos los rincones del pueblo.
Nos llama la atención una noria que se encuentra en funcionamiento y que transporta el agua del río a un pequeño acueducto situado tres o cuatro metros más elevado que el cauce natural.
Hay también un castillo cercano a esta noria.
La puerta metálica de la muralla se encuentra abierta por lo que entro, cámara en mano, movido por mi inagotable curiosidad.
Parece que el interior se encuentra reformado. El patio está muy bien decorado con plantas florales. Desenfundo mi cámara para sacar la primera foto... y es justo el momento en el que una señora interrumpe;
-“¡¡ Eeeeh !! ¡¿ Qué hace ?! ¡ No ve que es privado !. Aquí no se puede entrar. Esto es una vivienda particular.”-
-“Perdón. Yo lo vi abierto y...”-
-“¡ Ni perdón ni nada ! ¡¡Fuera !!”-
Salgo rápidamente del recinto sorprendido por la excesiva agresividad de la señora.
- Si no quiere ver ningún huésped inesperado podría poner un cartel de propiedad privada a la entrada del castillo...o bastaría con tener cerrada la verja metálica de la puerta.- Pienso yo.
Al poco le comento el “incidente” a mi amigo Jorge.
-Ahí dentro no hay perro guardián... pero hay una señora que si te descuidas... ¡MUERDE!-
Abandonamos el pueblo por el asfalto y pasamos sin más dilación por Albanya para afrontar por caminos el primer puerto importante de la transpirenaica; El Col de Riu.
Puerto largo donde se salva un considerable desnivel.
El camino se encuentra en su mayor parte en buenas condiciones aunque hay bastante piedra suelta. En las rampas mas duras y empinadas debemos trazar bien la dirección de la rueda para sortear aquellas zonas con piedras o arenosas. La fuerte pendiente también nos obliga a ir la mayor parte del tiempo sentados en el sillín para ejercer más peso sobre la rueda trasera y aportar mayor tracción a la bici.
Adelantamos a numerosos excursionistas y montañeros al inicio del puerto.
Hay mucho bosque en el trayecto, lo que nos alivia en parte para librarnos de los rayos de este sol de “justicia”.
Es pleno día cuando podemos ver a otro gato montés. Son unos segundos los que tarda en destrepar un árbol en el linde del camino, atravesar el camino y perderse entre la espesa vegetación.
- ¡ Que bonito !-
No hago ni intención de sacar la cámara. La brevedad del mágico momento hubiese anulado cualquier intento de fotografiarlo y me habría privado de su observación.
Almorzamos algo en un camino secundario. Llevamos hora y media subiendo el puerto con fuerte desgaste y... ¡ lo que nos queda !.
Necesitábamos recargar energías.
Lo que vamos justos es de agua. Esperábamos recargar el líquido elemento en las fuentes existentes casi al término del puerto.
Pasamos por ellas y se encuentran secas.
Dos montañeros extranjeros andan buscando lo mismo que nosotros.
Un kilómetro más adelante se encuentra la masía “Camp Nou” ( cuyo nombre me recuerda algo... ). Lugar en el que hallamos, con cierto agrado, de que venden varios tipos de bebidas.
La señora de la casa me conduce hasta un establo oscuro donde tiene apiladas un centenar de botellas de agua.
Los dos montañeros se reúnen en pocos minutos con nosotros y les indicamos de que es aquí donde pueden abastecerse.
La pista y el paisaje de altura mejora ostensiblemente. Disfrutamos de la bajada hacia Sadernes aunque descendemos con precaución pues hay tramos en mal estado.
Los atuendos de los viandantes nos indican que puede haber una zona de baño próxima. |
Cerca de Sadernes nos detenemos a fotografiar un impresionante puente romano. |
Unos cuantos bañistas están disfrutando en ese momento de la poza que se encuentra bajo su arco de piedra.
A Jorge le entran ganas de darse un baño.
-“Ya habrá tiempo más adelante”- Pienso.
Ante la ausencia de tiendas de comestibles donde poder comprar nos acercamos hasta un pueblo a un kilómetro de la ruta principal para darnos un homenaje y comer en un restaurante a plato puesto.
Nos espera otro puerto importante para la tarde, el Coll de Carreres y necesitábamos algo más que las escasas viandas que transportamos para afrontar el exigente ascenso con garantías.
Después, el estómago me pide unos minutos de reposo para que la sangre vaya directa al proceso digestivo por lo que le pido a Jorge 20 minutos de su tiempo para tal fin.
Para ello escogemos una pista secundaría al comienzo del puerto donde poder tumbarme un rato y echar la acostumbrada siesta.Jorge no tiene la misma costumbre que yo, por lo que aprovecha a escribir sus anotaciones y leer en el libro las descripciones de la ruta.
Mucho bosque, algo de asfalto, pista y un corto tramo de senda en el largo ascenso que nos tiene ocupados gran parte de la tarde.
No guardo un especial recuerdo de este puerto... Un coche con las puertas abiertas, donde dormitaba un paisano, ocupaba todo el ancho del camino. Lo que nos hizo descabalgar de la bici para poder superarlo. El hombre se llevó un buen susto cuando pasamos a su lado y le despertamos sin querer.
Veo a Jorge subir con un ritmo más vivo que el mío...O es el cambio de su bicicleta o soy yo... que estoy algo peor... o no se. Aunque físicamente me encuentro bien, mi cuerpo me dicta un ritmo más tranquilo para estos puertos largos.
Jorge logra ver un corzo unos kilómetros más adelante.
Ciervo volante -Lucanus cervus- |
Me acuerdo bien del descenso hacia San Pau. Rampas en el que detuve mi bicicleta para observar por primera vez en mi vida a un Ciervo Volante. Pude hacerle varias fotografías antes de echarse a volar. El gran insecto pareció verme al acercar la cámara pues se dirigía hacia mí, alzando y abriendo sus cuernas en posición de amenaza.
Mi amigo aprovechó también para retratarlo.
Pasamos San Pau y nos volvimos a meter por pista en el descenso hacia Camprodón.
Nos gustó mucho y disfrutamos bajo la refrescante sombra del bosque de hayas.
Pasamos por un bien conservado acueducto en el que una amable pareja se ofreció para retratarnos a los dos juntos con nuestra cámara.
Llegamos al bellísimo pueblo de Camprodón en la ribera del Ter sobre las ocho de la tarde.
Es el final de nuestra segunda etapa y hemos conseguido ponernos al día con la realización de la ruta tras casi 8 horas dando pedales, 85 kilómetros a una media de 11,26 Km/h.
Es el final de nuestra segunda etapa y hemos conseguido ponernos al día con la realización de la ruta tras casi 8 horas dando pedales, 85 kilómetros a una media de 11,26 Km/h.
Cena de restaurante a las 10:00 p.m .... ¡ 8 horas desde la última comida !.
No puedo dejar pasar tanto tiempo sin comer nada.
No es para nada lo que acostumbro hacer en mis entrenamientos de combinadas (bici+montaña) por la provincia de León en las que me detengo a comer cada 2 o 3 horas.
No tengo las “reservas” que tenía antes y no puedo permitirme tan largos periodos haciendo deporte sin recargar energía. Aunque hoy he aguantado bien.
El “concepto” de buen deportista y gente sana que comulgo me ha enseñado a que si dejo pasar más horas entre comidas aumentando el volumen de éstas lo que hace el cuerpo es prepararse para esos largos periodos sin aporte calórico acumulando grasas y engordando.
Sin duda es mucho mejor opción comer la misma cantidad en 5 comidas que hacerlo en tres.
De ello hablaría en varias ocasiones durante el transcurso del viaje con Jorge.
Él, por el contrario, no tiene la misma costumbre y uno de sus objetivos iniciales en la Transpirenaica era la de perder unos kilos de grasa.
Yo no podía ser partícipe en mí de tal objetivo por lo que muchos días nuestros respectivos “conceptos” entrechocaban.
Hoy, doy gracias, a que Jorge es una persona razonable y permisiva.
Finalmente, habiendo buscado alojamiento antes de ir a cenar, nos fuimos a descansar a un hostal de éste turístico pueblo.
-Creo que nos merecemos un buen descanso tras el Vivac “movidito” de la noche anterior.-
3ª Etapa; Camprodón-Planeles
En la etapa de hoy superaremos por primera vez la cota de los 2000 metros. Salvaremos un importante desnivel en dos únicas ascensiones. Con un desnivel acumulado positivo de 2050 metros y negativo de 1835 metros.
El primer puerto tiene una subida de casi 20 kilómetros...
Habiendo leído el día anterior la descripción de la etapa en el libro de Yordi Laparra. Mas otros apuntes y fotocopias que llevábamos de otros cicloturistas que habían hecho la Transpirenaica y que trajimos como información complementaria... no dudábamos de que iba a ser otra jornada exigente.
Aparte, las guías nos avisaban de que lleváramos suficiente agua porque en el recorrido de hoy. Esta iba a ser escasa.
Por lo que me cargué con tres litros a las alforjas.También compramos suficientes viandas como para poder hacer la comida central, almuerzos y meriendas del día por el monte y sin depender de tener que llegar a ningún pueblo con suministros.
En cuestión de servicios a lo largo de toda la ruta; el libro de la Transpirenaica de Jordi Laparra es bastante detallado en cuestión de bares, hostales, albergues, tiendas de comestibles, talleres de bicicletas.... Aunque también tuvimos que corregirlo en varias etapas en referencia a los servicios disponibles. En unos quitábamos y en otros añadíamos alguno que descubrimos.
El día soleado y caluroso parecía que nos volvería a acompañar. Estábamos teniendo suerte. Casi echábamos de menos algún chaparrón...
-¡Tu Kike !-. -¡Espérate. Que ya tendrás tu ración de agua cuando te aproximes al Cantábrico!-
Después de un completo y abundante desayuno en el hostal, entre Jorge y yo dejamos “seca” la jarra de un litro de zumo de naranja... sumaremos todas las tostadas, mermeladas, bollería, cereales... y que, junto a la leche, nos pudimos meter al cuerpo.
-¡ A este paso creo que nos recordaran como los “tragaldabas” de Burgos !-.
Salimos a la carretera de Setcases recorriendo primero y admirando las calles, casas y puentes romanos de éste bonito pueblo.
Los primeros kilómetros ya empiezan ascendentes pero suaves.
-Lo que viene fenomenal para ir calentando músculos progresivamente.-
El asfalto se inclina, ofreciéndonos duras rampas hasta llegar a Tregura de Dalt.
Allí se termina la carretera y nos toca meternos en un buen camino hasta el alto del Collet de la Graya.
Pero primero recargamos agua en la fuente de éste pueblo ya que según las descripciones del rutómetro va a ser el último lugar con agua potable hasta casi el final de etapa.
A mitad del día descubrimos que existen una Fuente Pública en la localidad de Ribes. Dato que añadimos al libro.
A mitad del día descubrimos que existen una Fuente Pública en la localidad de Ribes. Dato que añadimos al libro.
Almorzamos un poco e iniciamos el largo ascenso por el camino.
Jorge marcha con un ritmo más vivo y se distancia de mí.
Por mi parte no hago ningún intento de seguir su rueda.
- Si no hago un esfuerzo por regularme en la etapa de hoy, los tres litros de agua que transporto me van a resultar escasos.-
Es por ello por lo que marcho más tranquilo intentando no sudar en exceso.
Tengo que ponerme de pie para subir bien las cuestas.
El entrenamiento aeróbico que hago durante todo el año es mayormente correr una hora durante cuatro días a la semana y el hecho de ir de pie en la bicicleta es porque los músculos los tengo más adaptados a esa posición que a la de ir sentado. Es la postura mas similar a la que hago cuando entreno. Aparte de hacer por carretera la mayor parte de mis salidas en bicicleta.
Postura que puedo adaptar perfectamente en la mayor parte de los puertos de asfalto y en aquellos caminos poco arenosos o pedregosos.En cuanto un camino se convierte en poco compacto y la fuerte inclinación me obliga a ir sentado en el sillín para ejercer mas tracción en la rueda trasera, para que ésta agarre mejor y no derrape. Es cuando me siento más incómodo.
-¡ Y qué decir que es la posición, ésta última, a la que me veo forzado para poder superar muchas de las cuestas del pirineo !-
-Espero poder ir adaptando bien los músculos-
Jorge me espera en los cruces de caminos. Momentos en los que aprovecha a sacar su cámara de fotos para retratarme cuando llego a su altura.
Pasamos por un mirador que tiene unas vistas sobre el valle del Ter muy amplias y espectaculares. Lugar donde paramos para hacer fotos. Lo malo que la posición del sol en ese momento no es la adecuada para las retrospectivas del valle.
Alcanzamos la cota de los 2000 metros y la pendiente se suaviza.
Refugio establo |
Vemos un refugio establo y nos detenemos para inspeccionarlo; Tiene dos estancias; Una para los animales y otra limpia y en buenas condiciones para la gente. Existe un arroyo cercano del que se podría emplear para higiene personal o para cocinar en el caso de que nos quedáramos por aquí.
Sería un sitio ideal para pasar la noche. Pero el hecho de que esté situado a mitad de camino de una etapa hace que lo descartamos porque nos supondría perder media jornada.
Lo malo del libro de Jordi Laparra es que está pensado y escrito para terminar siempre en pueblos con hostales. El autor hizo la Transpirenaica sin peso ninguno por lo que concluye los finales de etapa en aquellas poblaciones donde poder hospedarse.
A Jorge y a mí nos fastidia un poco este planteamiento. Si hemos cargado con peso es para ser más autónomos, libres... y poder elegir donde hacer el correspondiente descanso nocturno.
Todos los días, siempre antes de acostarnos, leemos y repasamos la descripción de la ruta del día siguiente por si se detalla en ella la descripción de refugios, cabañas o cualquier lugar para el vivaqueo.Comprobamos que Jordi Laparra no ha sido muy explicito en redactar estos lugares, tan buscados por nosotros y por muchos cicloturistas.
Pienso en un libro para Cicloturistas... que hable de la Transpirenaica en BTT... y que sin necesidad de pasar por tantas poblaciones, describa etapas más detalladas y con muchas mas opciones de vivaqueo.
De este modo, quizás se podría trazar una ruta más cercana al eje axial de la cordillera y no tan al sur de ésta cómo la que se describe en el libro que portamos.
En fin, es sólo una idea que podría convertirse con tiempo y dedicación en un bonito proyecto.
Descendiendo al pueblo de Ribes de Freser |
Los 14 kilómetros de descenso al pueblo de Ribes de Freser son bonitos porque atravesamos bosques de alerces y pinos. Aunque no podemos disfrutar mucho de las vistas ya que la velocidad y el mal estado del camino hace que concentremos toda nuestra atención a dirigir nuestra rueda delantera por el mejor trazado.
En un momento dado y por culpa de "comerme" un profundo bache hace que salte y se desprenda mi botella de agua.
Aprovechamos a degustar un bocadillo en uno de los parques de Ribes, justo delante de la estación del tren cremallera que sube hasta una estación de esquí.
Tras la comida me pongo a leer la descripción de la ruta y esta vez es Jorge quien sestea y se queda ligeramente dormido.
Leo en mis apuntes de un Cicloturista de Cuenca; “La subida al pueblo de Vilamanya es por una pared vertical asfaltada de 3 kilómetros sin descanso” “Todo el trayecto al 20%”
Después de un breve reposo volvemos a coger las bicis para afrontar ese 20 % que describe.
A la salida del pueblo, muy cerca del puente, observamos y nos detenemos a coger agua en una fuente no descrita en el libro.
La carretera asciende de forma moderada hasta el cruce de Vilamanya en donde se dice que aquello se “empina” sobremanera.
Poco antes y en un lugar apartado, dentro de un frondoso bosque de ribera aprovechamos para aligerar peso.
Jorge hace uso de su papel higiénico en cambio yo me valgo de unas cuantas hojas de avellano...
-“¡Papel higiénico ecológico!”- Le suelto a Jorge mostrándole las hojas a la par que bajo por la senda buscando una zona para abonar.
Unos kilómetros más adelante nos metemos en la carretera estrecha y sombría que discurre bajo un espeso bosque y nos conduce hasta Vilamanya.
-¡ Si que es duro sí !-
A pesar de estar asfaltado, la inclinación es tal, que nos obliga a ir sentados sobre la bici para poder avanzar con la consiguiente tracción.
Jorge se escapa por delante.
No hago aquí ningún intento por seguirle.
-El tiene su ritmo y yo el mío-
-¡ Cada uno a lo suyo !-
-¡ Cada uno a lo suyo !-
Mi corazón y la respiración se acelera al ejercer todas mis fuerzas en cada pedalada.
Le noto y casi le oigo bombear sangre; -“¡Bom-Bom-Bom-Bom...¡”
-¡¡ Cómo me está gustando !!-
Disfruto mucho. La dureza del camino te hace dar lo mejor de ti.
Y disfruto aún mas cuando compruebas que tu cuerpo está respondiendo perfectamente a las exigencias de la ruta.
Pasados los tres kilómetros se llega al desvío del pueblo. Lugar donde me está esperando Jorge.
El resto de kilómetros de ascenso al collado lo hacemos por camino que atraviesa un bosque de pinos.
Esta vez vamos los dos juntos y esta vez soy yo quien va marcando el ritmo de subida.
Estoy finalizando muy entero la etapa y me encuentro fuerte por lo que ya no paramos hasta alcanzar la cota máxima de la tarde.
El descenso a Planoles es por una pista asfaltada y nos lanzamos a tumba abierta.
Adelantamos a un Land Rover sin complicación.
Llegada a Planoles.
Hacemos fotos de su iglesia que tiene unos curiosos, sencillos y aéreos peldaños para subir al campanario.
Preguntamos a una chica del pueblo por alojamientos y nos aconseja el albergue de la Generalitat.
Allá que vamos.
Limpio, cómodo y económico.
64,11 Kilómetros en algo más de 6 horas de pedaleo. Velocidad media; 10,44 Km/h.
Jorge en el transcurso de la cuarta etapa de la Transpirenaica |
4ªEtapa; Planoles-Refugio Rebost
Nos encontramos en las estribaciones del Puigmal (2913 metros), el techo del Pirineo Oriental.
Hemos descansado bien en el albergue de Planoles.
Allí coincidimos con un montañero catalán que está realizando en solitario el GR-11. Compartimos con él una habitación de literas, cena y anécdotas.
Nos dice que está reventado ya que éste día se había dado una buena paliza andando.
Creíamos que empezó en Irún, pero sólo estaba recorriendo el pirineo catalán y llevaba pocos días. Tiene pensado madrugar antes que nosotros para poder completar bien todas las etapas hasta Llansá en su corto periodo vacacional.
Por nuestra parte, ocupamos bien el tiempo, en el rato que estamos en el albergue.
La rutina de casi todos los días es la siguiente;
- Primero. Darnos una ducha y cambiarnos de ropa.
- Segundo. Lavarnos a mano la ropa sucia para después, orearla en el baño o en el balcón (si lo hubiese) y si al día siguiente no esta seca, la llevamos tendida encima de nuestras alforjas para que el sol de la mañana la termine por orear. - Tercero. Comprar la comida y demás viandas que vayamos a necesitar para la etapa/ s siguientes.
- Cuarto. Escribir la crónica de la jornada. Tanto Jorge como yo llevamos nuestro diario y cada uno apunta todos aquellos datos de la etapa del día que nos parezcan más interesantes o curiosos. En mi caso la crónica que escribo son palabras y frases sueltas, en plan esquemático para después, ya en casa, poder acordarme, y desarrollarlo el texto que podéis ver aquí.
- Quinto. Corregimos a lápiz el rutómetro del libro de Yordi Laparra. Cambiando y añadiendo datos de fuentes, desvíos, albergues, sendas... que no figuran en el original.
- Sexto. Leemos detenidamente la etapa del día siguiente.
- Séptimo. Limpiamos a fondo la bicicleta (en el caso de existir manguera en el alojamiento), la engrasamos y repasamos la presión de los neumáticos.
- Octavo. El día que nos acordamos hacemos los correspondientes estiramientos de los músculos de las piernas. Cosa que deberíamos haber hecho más a menudo...
- Noveno. En mi caso; recargar móvil y pilas de la cámara de fotos a medida que se van gastando. También repaso las fotos de la cámara y borro aquellas que salen desenfocadas y otras repetidas.
- Décimo. A Jorge, algunos de los días, le sobraba tiempo para poder contarme un chiste (la mayoría malos... aunque se agradecía la intención).
- Undécimo y último. Dormir y descansar.
Así que no es de extrañar que no ha habido ni un solo minuto en toda la travesía que nos aburramos por no saber qué hacer. Tal intenso y extenso era nuestro nivel de ocupación.
Aclarado esto, empecemos pues a narrar la crónica de la etapa.
Cuando nos suena el despertador para levantarnos comprobamos con sorpresa de que el montañero catalán del GR-11 se encuentra aún en su litera, “atrapado” entre las sábanas.
- “Cómo veis, he cambiado de opinión. Hoy he decidido tomármelo como relax y me voy a quedar aquí un día más. Todavía me duele todo de la paliza de ayer...”- Nos dice medio adormecido.
- “ Nosotros continuamos con lo nuestro... ¡ Descansa y que tengas buen camino !”-
Según parece descrito en las fotocopias de las crónicas de cicloturistas que han hecho la Transpirenaica de Yordi Laparra, la etapa de hoy, es la que más ha gustado por el bello paisaje, el entorno espectacular y el buen estado de las pistas.
-Ya veremos si a nosotros nos causa la misma impresión-
Comenzamos a pedalear sobre las 8:30 de la mañana.
Nos espera una larguísima ascensión de casi 40 kilómetros al Coll de Pal (2070 metros).Debiendo superar primero varias colladas intermedias.
La primera de ellas se salva por asfalto; La collada de Toses. Son unos 4 kilómetros con un desnivel al 10%. Un bonito bosque cubre las laderas en prácticamente toda la distancia hasta el collado.
Distancia que superamos sin problemas, yendo los dos juntos y sin distanciarnos el uno del otro.
Nos encontramos a muy pocos kilómetros de la frontera con Francia.
Abandonamos el asfalto para coger un camino que asciende más suavemente a media ladera; Nos encantan las vistas que hay hacia el boscoso valle que hemos dejado abajo. Rodamos justo entre el límite del bosque y las verdes praderas alpinas que cubren toda la parte superior de la montaña.
Se va muy cómodo por esta pista, por lo que podemos disfrutar observando bien el entorno.
Unos kilómetros más adelante pasamos por varios abrevaderos hechos de hojalata. Investigamos cual de ellos tiene buena entrada de manantial para poder comer el correspondiente almuerzo a su vera.
Unos nubarrones negros amenazan con descargar agua más al norte.
-Parece muy probable que por la tarde se forme alguna tormenta...-
Justo cuando terminamos de almorzar el viento nos trae alguna de esas nubes del norte y deja descargar una ligera llovizna sobre nosotros.
Nos vestimos rápidamente con los impermeables y proseguimos por el camino que nos dirige hacia la estación de esquí de la Molina.
La nube pasa rápidamente y cesa de llover.
Poco antes de enlazar con la carretera de la estación, observo un grupo de buitres leonados que descienden a tierra.
Un numeroso grupo de vacas y caballos pacen y descansan sobre el verde, a media distancia entre nosotros y los buitres.
-Puede ser una buena oportunidad de acercarse y sacarles buenas fotos.-
Aparco la bici, cojo mi cámara y me dirijo hacia el grupo de aves carroñeras, intentando ocultar mi acercamiento entre los voluminosos cuerpos de vacas y caballos.
Estoy a 150 metros de 3 o 4 ejemplares cuando disparo mis primeras fotos.
Me voy acercando poco a poco...145.....140......130.
Llego a oír sus graznidos. También les observo picarse y estirar sus alas.
-¡ Son realmente impresionantes !-
120.......110.......100. Me encuentro en una posición inmejorable para retratarlos.
Más cerca sería salirme del grupo de vacas que me mantienen oculto por lo que provocaría la huida de los buitres.
Enciendo de nuevo mi cámara y....una luz roja intermitente en el visor me avisa de que me estoy quedando sin pilas. A los pocos segundos aquello se apaga automáticamente.
-¡Vaya fastidio!-
-Y lo peor es que tengo las pilas de repuesto en la bici que he dejado atrás, a 300 metros.-
-Y lo peor es que tengo las pilas de repuesto en la bici que he dejado atrás, a 300 metros.-
Me retiro hasta donde me espera Jorge y la bici. Y desisto de volver...
Hoy el cielo está amenazante de lluvia y no podemos perder más tiempo.
Continuamos.
Cruzamos la carretera de la estación para proseguir por un camino de tierra que sube hacia varios remontes situados a algo más de 2000 metros.
Esta vez aquello se inclina, el camino dibuja varios zigzag para superar la fuerte pendiente de la ladera.
Tardamos casi una hora en alcanzar Cap Costa Rasa (2045 metros). Pocos metros antes de llegar, visualizo a un ciclista que sube con soltura (no lleva peso) y que continua ascendiendo sin detenerse al llegar al remonte de Costa Rasa.
Según nuestro rutómetro nos toca descender hacia la Masella por la pista de esquí de Torrent Negre.
Muchos caminos se entrecruzan en este punto y es fácil equivocarse.
Pero esta vez tomamos la dirección correcta y llegamos al barranco por el que desciende la pista.
Antes, me pide Jorge una foto subido con su bicicleta en uno de los telesillas.
En está época se encuentra todo parado y no se ve un alma por los alrededores.
-Muchos de los aficionados al esquí de pista deberían ver esto en verano para comprobar por ellos mismos el destrozo que supone una estación como estas sobre las laderas y bosques de la montaña.
-Seguro que a más de uno se lo quitaban las ganas de seguir practicando...-
A diferencia del esquí de travesía que no necesita ninguna de estas infraestructuras para su práctica. Ya que se valora, se respeta y se disfruta de la montaña en toda su integridad. Sin ningún mecanismo que la adultere.
En fin, que esto tiene mucho “tema”, me “acaloro” y puede darme para otra entrada.
A lo que íbamos.
El Torrent Negre es una pista con una pendiente continuada del 30% de desnivel en la que debemos hacer buen uso de nuestros frenos.
La pista es arenosa y de piedra menuda por lo que doblo las precauciones aminorando muchísimo la velocidad de descenso.
- Qué decir de Jorge que con su “LAPIERRE” de frenos de disco y doble suspensión lleva un rato esperándome al final de pista.-
- Si antes con su bicicleta MARIN de acero y sin suspensiones ya bajaba como una bala...
- ¡ Imaginaos con ésta nueva montura !-
- ¡ Imaginaos con ésta nueva montura !-
Nos detenemos para saltar una valla en donde han puesto un cartel de acceso prohibido a la pista que hemos dejado atrás.
- ¡ Si nos dicen algo la culpa es de Jordi Laparra y su guía !-
Unos 200 metros mas abajo nos detenemos para visitar un lago.
-Tiene toda la pinta de que es artificial y ha sido creado para alimentar los cañones de nieve de la estación.-
El rutómetro no nos marca el paso por el lago por lo que damos la vuelta hasta encontrar una estrecha senda que se mete por un bosque de pinos y abetos y que está marcada con señales del GR.
-¡ Esto ya me gusta más !-
Es ciclable casi al 100% y el bosque, de momento, se encuentra libre de las máquinas abre pistas de la estación.
Una auténtica gozada esta senda a media ladera por el bosque. |
Zoom hacia la pista de descenso del Torrent Negro |
Un par de kilómetros después desembocamos en la carretera que llega a la base de la estación de la Masella.
Es hora de comer.
Buscamos un techo dentro de la urbanización. Cuando lo encontramos, vuelve a descargar agua y ésta vez con algo más de fuerza.
Decidimos comer al resguardo dentro de un bar.Cuando terminamos el ágape la lluvia ha cesado.
El del bar nos avisa;
-“Dicen los ciclistas que pasan por aquí y que han hecho la Transpirenaica que la subida que os queda al Coll de Pal es la mas dura de toda la travesía.”-
-“Dicen los ciclistas que pasan por aquí y que han hecho la Transpirenaica que la subida que os queda al Coll de Pal es la mas dura de toda la travesía.”-
-“Ya veremos...”-
Salimos del bar y llegan a él cinco cicloturistas mallorquines que están haciendo lo mismo que nosotros.
Reponen agua en los lavabos y sin apenas detenerse continúan la subida.
Nosotros todavía tardamos un par de minutos en reiniciar la actividad.
Metros después la pista se inclina sobremanera.
Divisamos a los mallorquines que avanzan 300 metros por delante.
Jorge, que calienta más rápido que yo, se lanza a por ellos.
Yo también voy acortando distancias pero más lentamente.
Veo a Jorge llegar a su altura y tras intercambiar unas breves palabras con ellos, les adelanta y sigue en solitario.
Vamos todos sentados y tirando de “riñón” en estas fuertes rampas.
Llego hasta el grupo.
- ¡ Jolines con los de Burgos !-
- “¡ Como subís !- Me dicen
Veo a Jorge detenido 100 metros por delante sacándonos alguna foto.
Nos reunimos con él y continuamos juntos unos minutos hasta que aquello se inclina, más y más.
Los mallorquines van cayendo uno a uno y echan pié a tierra.
De todos ellos sólo queda uno que continua pedaleando y apretando los dientes junto a Jorge y yo.
Vemos enfrente la “pared-rampa” que nos espera.
Todos sabemos que aquello va a ser imposible superarlo montados en la bicicleta pero proseguiremos...hasta donde se pueda.
Jorge se detiene también y me deja sólo con el mallorquín.
Sus compañeros de atrás animan a su amigo y le gritan;
-“¡¡ Ánimo, que quedas tu sólo en representación !!”-
Segundos después el mallorquín claudica a la fuerte pendiente y se baja de la bici para proseguir andando.
Yo continuo dando pedales unos 30 metros más hasta que la creciente inclinación y las piedras sueltas hacen detener también a mi montura y a la ilusa obstinación de continuar montado en la bici por aquella semejante “pared-rampa”.
Ahora, distanciados, continuamos todos andando y empujando nuestras bicis.
El primer Mallorquín parece que se ha picado conmigo y aprieta fuerte hasta que me adelanta, poco antes de llegar a una pista mas horizontal muy cerca del alto del collado.
-Quizás yo podría acelerar y subir más rápido pero... ¿para qué?- Me pregunto.
-¿No dejaste la competición?-
-¿No va, ésta, en contra de tu filosofía?-
-¿No es absurdo y un error el hecho de tener siempre que compararnos con los demás, con lo que tienen, con lo que hacen, con lo que son?-
-¿No...?-
-¿No va, ésta, en contra de tu filosofía?-
-¿No es absurdo y un error el hecho de tener siempre que compararnos con los demás, con lo que tienen, con lo que hacen, con lo que son?-
-¿No...?-
-Pues sí-
Jorge y yo nos despedimos del cicloturista mallorquín que se queda a esperar a sus amigos.
Cien metros más abajo se divisa a uno de ellos empujando su bici. A los otros no se les ve. Se han quedado mas descolgados.
A pocos metros del término de la pista de fuerte desnivel se encuentran trabajando unos hombres en el acondicionamiento de la estación de esquí.
El terreno que nos queda hasta el Coll de Pal es una pista muy cómoda que va paralela a la carretera por un piso superior.
Desde aquí divisamos el barranco del Torrent Negre por el que hemos descendido durante la mañana.
- ¡Impresiona ! Parece totalmente vertical-
Enlazamos con la carretera muy cerca del cartel que nos indica Coll de Pal. Lugar donde paramos a hacernos la foto. Las nubes se mantienen bajas y lo cubren todo por encima de nuestras cabezas.
Descendemos 3 kilómetros para volver a abandonar el asfalto y coger una senda que asciende a la Collada de la Bofia.
Nos encontramos dentro del parque natural de Cadi Moixero. En el límite de las provincias de Gerona con Lérida.
Llegamos a la collada sin problemas por una senda muy entretenida.
Se oye cercano al potente silbido de las marmotas.
El paisaje del bosque y las peñas entre las nieblas se torna espectacular y disfrutamos mucho en este tramo de la ruta.
La pista del GR que desciende a Bagá se encuentra en muy buenas condiciones.
Pasamos por una explanada en el bosque, rodeada de agrestes cimas, que nos encanta.
Jorge se detiene a coger agua en una fuente cercana y yo, tras aparcar la bici, me dirijo hacia un mirador que se encuentra señalizado a pocos metros.
A pesar de las nieblas, se puede apreciar que hay un buen “patio”.
-Lástima de nubes que nos impiden la observación de las montañas de alrededor.-
Los nombres de éstas, vienen representados en un panel informativo.
Hoy hemos decidido quedarnos a dormir en el Refugio de Rebost. Que se encuentra unos kilómetros más abajo, apartado 200 metros de la senda del GR.
En parte porque el entorno que nos rodea es idílico.
Aunque dudamos un poco, ya que supone no completar la etapa de hoy y acortarla en varios kilómetros de descenso, pero las primeras gotas de lluvia sobre el camino y unos relámpagos lejanos anunciando un buen chaparrón, hace que nos decidamos rápido.
El refugio está guardado y se encuentra en buenas condiciones.
Varios montañeros hacen uso también de sus servicios.
La cena que contratamos no fue para nada de mi agrado y fue, en parte, culpable de una noche “agitada”.
Pero eso es tema para el próximo capitulo.
47,39 Kilómetros en 5 horas y 28 minutos a una Velocidad media de; 8,64 Km/h.
Refugio Rebost |
5ªEtapa. Refugio Rebost-Adral
Hoy para compensar la corta etapa de Planoles-Rebost, esperábamos realizar
una buena kilometrada y llegar hasta Noves de Segre.
(Resultó ser una de las etapas de mayor duración; 13 horas de actividad y +
de 8 horas pedaleando). Pero empecemos por el principio.
Llevaba unos días saltándome mi dieta vegetariana al tener que añadir algo
de pescado en las comidas.
Los platos a base de legumbres brillaban por su ausencia en los hostales y
albergues donde estuvimos. No encontraba la posibilidad de añadirlos a mi dieta
vegetariana como he hecho en otros lugares. Y son precisamente las legumbres
el alimento del que no podía prescindir.
Es por ello por lo que decidí comer varios días pescado; para complementar
la carencia de nutrientes que me aportaban anteriormente las legumbres. Aunque
había dejado de comer pescado hace varios meses, en Febrero del 2010, mi cuerpo
lo admitió bien de nuevo.
La carne, en cambio, llevaba casi dos años sin probarla.
La cena del Refugió consistió; De primero; pasta con carne picada y de
segundo filetes de ternera. (No había otra cosa y yo tuve parte de culpa al no
preguntar y avisar de mi dieta cuando entramos).
Comí la pasta y dejé la mayor parte de la carne picada para Jorge. También
le di los tres filetes de ternera que me correspondían.
Jorge pudo con la carne picada y con dos de los filetes, aparte de lo suyo.
Mi amigo me insistió en que comiese más.Yo me negaba... pero en realidad, me había quedado con hambre. Por lo que finalmente acepté comerme el filete de ternera. No me supo agradable. Pero necesitaba alimento.
-Cometí un error y lo pagué durante el transcurso de la noche.-
Dormí muy poco.
La carne es un alimento excitante ( vease el comportamiento de los
animales carnívoros en cualquier documental frente al de los herbívoros ).
Me alteró muchísimo, provocándome taquicardias, entre otros síntomas.
No conseguí tranquilizarme y el corazón me latía más rápido de lo normal.
Esa inquietud no desapareció en toda la noche.
-¡ Vaya fastidio !...¡ Buena la he hecho !-
No volvería a cometer este fallo. Fue realmente negativo.
Sentí caer varios chaparrones durante la noche por el monocorde ruido en el tejado del refugio.
Y al amanecer, aún seguía lloviendo a ratos, pero con menos fuerza.
Salimos de nuestros sacos y dejamos la habitación comunal de literas. En
ella estuvimos alrededor de 15 personas.
Hubo suerte (para Jorge); de que nadie roncase.
En mi caso hubiese dado igual...
Desayunamos junto a un grupo de montañeros catalanes que se interesan por
nuestro proyecto.
Sigue lloviendo intermitentemente en el momento que salimos del refugio a preparar las bicis.
Es por ello por lo que nos vestimos con la ropa de agua y a las ocho de la mañana nos encontramos remontando la estrecha senda embarrada que nos separa de la pista del GR y que desciende hasta enlazar con la carretera que conduce a Bagá.
Disfrutamos del descenso y del paisaje.... A mí me recuerdo a la parte Asturiana de la Transpirenaica. Puede que los torrentes atravesando los caminos, las nieblas, la lluvia... tenga algo que ver en esta similitud.
Llegamos al asfalto.
–-¡ A manta por lo carretera !-
A las 9:00 a.m estamos en el pueblo de Baga. Momento en el que la lluvia arrecia.
Nos da tiempo a resguardarnos y a realizar varias tareas pendientes antes de proseguir.
Sacamos dinero, compramos víveres... y pasamos página del rutómetro al completar aquí la etapa del día anterior.
Diviso a otro grupo de cicloturistas preparándose para partir. Según parece se han alojado en el pueblo.
Media hora después la lluvia ha cesado y estamos listos para salir.
Tras unos pocos kilómetros de asfalto, cogemos de nuevo un camino que se adentra en un bosque y que nos dirige hacia el primer puerto de la jornada; El collado de la Bena.
Cómo ya va siendo habitual, Jorge se distancia por delante, en la primera parte del ascenso.
Para mí, la pista está resultando incómoda.
El terreno es pedregoso y se encuentra todo mojado y con barro.
La rueda de atrás me derrapa varias veces en dos tramos pronunciados. Razón por la que hecho pié a tierra, unos segundos, para no perder el equilibrio.
Prosigo dando pedales.
Todavía no se han disipado las nieblas que cubren todo.
No nos es posible disfrutar vistas. Aunque de haber estado despejado, quizás, tampoco llegáramos a recrearnos en el paisaje, ya que las inestables condiciones del terreno reclamaban toda nuestra atención.
Después de la foto testimonial en el Coll de la Bena. Nos esperan el Coll de Bauma, el Coll de la Jasa y el Coll de Torn; uno detrás de otro y por este orden que completan 20 kilómetros de ascenso.
Los comentarios sobre este tramo en los apuntes que llevamos, nos hablan de un entorno espectacular.
- ¡Que pena...!-
- ¡...Nieblas del pirineo¡-
- ¡ Dispersaros para que la montaña mágica de Pedraforca nos pueda mostrar toda su belleza !-
Ascendiendo al Coll de Bauma las nieblas oyeron mis plegarias.
Los rayos de sol se abrieron paso, iluminando nuestro camino y secando nuestras humedecidas ropas.
Acción que me reconforta y da ánimos.
Uno de sus efectos es la mejora en mi ritmo de ascenso; Jorge y yo conseguimos ir más a la par.
No vemos a nadie; turistas, montañeros, ciclistas... -¿Dónde andarán?-
No nos importa. Hemos venido aquí a buscar la soledad de los grandes espacios.Y hoy está presente.
Soledad... y libertad.
Aquí no existe la infinitud de reglas, normas... que nos dictan y acatamos al vivir en las ciudades. En las montañas nos sentimos libres. Y esto nos llena de gozo.
Coronado el coll de la Bauma, se abre ante nosotros el impresionante Pedraforca.
Creo conveniente mostraros la leyenda que la ha hecho mítica;
“El Pedraforca siempre ha sido fuente de inspiración de todo tipo de leyendas sobrenaturales y brujeriles. En los pueblos y aldeas del Pedraforca, en la comarca del Berguedà, se creía que todas las mujeres sin excepción eran brujas. Casadas muchas de ellas para engañar al marido cuando este dormía se levantaban y dejaban un leño cerca de la cama, para simular que estaban allí.
Las que tenían hijos escupían al suelo y si alguno se despertaba llamando a su madre, la saliva les respondía. La enforcadura de la montaña entre los dos pollegons fue el paraje de los aquelarres. Dicen que se celebraban en las noches de San Juan y de San Silvestre (31 diciembre). Las brujas subían con escobas, andando desde Gósol se tarda hora y media. A 2.300 metros de altitud en un entorno agreste de agujas y peñas calcáreas revivimos aquellos encuentros. Se cree que las brujas hacían hervir un gato negro que se deshacía dentro del puchero, entonces cada una cogía un hueso del animal y pidiendo un don, lo lanzaban por la montaña. También se cuenta que habita en esta montaña un brujo que congrega rayos, truenos y granizo, sale de un agujero y tiene forma de pájaro negro, como un grajo, pero de tamaño mucho mayor. Muchas más son las leyendas que llegan del Pedraforca, se dice que está maldito ya que había en su cumbre antiguamente única un castillo de moros protegido por el diablo. Dios envió un ejército de ángeles para ahuyentarlos. La fortaleza sucumbió y la cima quedó partida en dos mitades, los actuales gajos o pollegons.”
Las que tenían hijos escupían al suelo y si alguno se despertaba llamando a su madre, la saliva les respondía. La enforcadura de la montaña entre los dos pollegons fue el paraje de los aquelarres. Dicen que se celebraban en las noches de San Juan y de San Silvestre (31 diciembre). Las brujas subían con escobas, andando desde Gósol se tarda hora y media. A 2.300 metros de altitud en un entorno agreste de agujas y peñas calcáreas revivimos aquellos encuentros. Se cree que las brujas hacían hervir un gato negro que se deshacía dentro del puchero, entonces cada una cogía un hueso del animal y pidiendo un don, lo lanzaban por la montaña. También se cuenta que habita en esta montaña un brujo que congrega rayos, truenos y granizo, sale de un agujero y tiene forma de pájaro negro, como un grajo, pero de tamaño mucho mayor. Muchas más son las leyendas que llegan del Pedraforca, se dice que está maldito ya que había en su cumbre antiguamente única un castillo de moros protegido por el diablo. Dios envió un ejército de ángeles para ahuyentarlos. La fortaleza sucumbió y la cima quedó partida en dos mitades, los actuales gajos o pollegons.”
Nos maravilla este paisaje. Disfrutamos como un niño pedaleando y superando el Coll de la Jasa y el más alto Coll de Torn; Lugar paradisíaco donde decidimos detenernos a comer.
Poco a poco las nubes van dando paso a un cielo limpio y azul. Las cumbres de las montañas son las últimas en verse liberadas.
No nos cansamos de sacar fotos y mas fotos.
Fotos donde salen dibujadas nuestras sonrisas “de oreja a oreja”.
Tal es el disfrute que sentimos.
El descenso del collado de Torn hasta la carretera de Tuixen es por una trialera, poco visible en algunos tramos, y en otros, está destrozada en gran parte por las torrenteras que lo cruzan.
Debemos descabalgar para cruzar muchos de los arroyos.
Nos resulta divertido.
Somos prudentes en el técnico descenso de la trialera. Nuestra velocidad frenada disminuye en proporción a la complejidad de la pista.
Enlazamos carretera en el momento en el que los cinco cicloturistas mallorquines que nos cruzamos en la etapa de ayer llegan hasta nosotros.
Han atajado por asfalto desde Bagá.
Dicen que no querían meterse por pistas llenas de barro a causa de las pasadas lluvias...
-¡ Pues no tienen ni idea del tramo extraordinario que se han perdido !- Pienso.
Descendemos a Tuixen con ellos.
Jose de Cadí es otra población que cruzamos y que está situada en un entorno impresionante. Foto al canto.
En el desvío a Tuixen seguimos el trazado que nos marca el libro. Parece un atajo.
Los mallorquines, en cambio, continúan carretera y suben al pueblo por la principal. (Mas vuelta y menos atractivo).
En la plaza del pueblo ellos se detienen para hacer la comida en un restaurante.
A nosotros nos basta con comernos un plátano para continuar ruta más rápidamente.
Mientras reponemos agua en la fuente, un señor del pueblo se acerca a nosotros y se interesa por nuestro objetivo.
-“¿Hasta donde vais hoy?”- Nos pregunta.
-“Esperamos llegar a Noves de Segre. Es final de etapa. Nos quedaremos en el hostal que recomienda Jordi Laparra en su libro.”-
El hombre nos mira sonriendo y dice;
-“Pues avisaros de que ese hostal lo han convertido en un Puti Club”.
A mí también me hace gracia la sonrisa pícara del hombre.
-¡ Cómo se lo sabe !- Pienso para mí.
Seguimos charlando cinco minutos mas y nos despedimos.
Nuevamente nos metemos en un cómodo camino que discurre en descenso por el valle del río de la Vansa.
Es muy curioso la cantidad de bandadas de mariposas que nos salen al paso por el camino.
-Es muy amplia la densidad de estos bellos insectos en comparación a otros lugares.-
Pasamos varios pueblos y llegamos al inicio del ascenso al collado de Arnat.
Cercano al pueblo llamado La Barceloneta, merendamos otro plátano antes de comenzar la subida.
Estoy terminando muy entero la etapa de hoy. Me encuentro fuerte y marco un ritmo vivo en el ascenso de Arnat.
Jorge se queda descolgado.
Dudo por un momento, pienso en reducir el ritmo y esperarle. Pero tras consultar la guía no encuentro ningún cruce de caminos hasta el alto de la collada. Así que Jorge no tendrá dificultades de orientación en los próximos kilómetros...
Además, mantendrá siempre la referencia visual al no distanciarse mucho.
- ¡ Podemos continuar !-
- ¡ Podemos continuar !-
Es así como me gusta acabar las etapas. Con buenas sensaciones. Mostrándome a mi mismo de que he entrenado lo suficiente para conseguir el fondo que necesito y afrontar la exigente ruta de la Transpirenaica con las mejores garantías.
-¡ Bien !-
Nos reunimos los dos en el collado para hacer juntos el complicado descenso hasta Castellá de Tost.
Senda trialera, muy pedregosa y en mal estado que nos obliga a ir andando varios tramos.
Llegamos al pueblo ganadero de Castellá.
Nos resulta muy llamativo sus casas y las fuertes rampas que forman sus calles.
A Jorge le entra curiosidad por conocerlo.
Yo le acompaño.
Hay una calle asfaltada de unos 15 metros de largo y que puede tener cerca de un 30% de desnivel
-¡ Bestial !-
-¡ Bestial !-
Jorge me hace una demostración de la fuerza que atesoran sus piernas subiendo la calle con su bici.
Por mi parte, no hago ningún intento. Me conozco y mis músculos no soportan tan bien estos tramos cortos tan explosivos.
Continuamos el descenso. Ahora vamos por una estrecha carretera que desemboca, unos kilómetros después; en la carretera general que sube a Andorra.
Dirección que hemos de tomar para llegar a Noves de Segré.
El hostal de Noves tiene muchas luces de neón en su fachada. Y el rótulo grande que lo identifica en el tejado, pone el sugerente nombre de “HOT”.
- No hay dudas. Es el Club que nos comentó el hombre de Tuixen.-
- Aquí no nos podemos quedar... Mas que todo por que mañana deberíamos estar descansados para la etapa.- Comentamos medio en broma.
A unos tres kilómetros llegamos al pueblo de Noves.
Allí preguntamos por un alojamiento.
-Nada de nada-
-“Puede que en Pla de Sant Tirs encontréis algo”-
Vuelta atrás para continuar subiendo, fuera de ruta, hacia la Seu de Urgell.
En esa localidad volvemos a preguntar... Y allí nos dicen que en el próximo pueblo.
Dos kilómetros después, llegamos hasta un pequeño hostal en Adrall.
Está atardeciendo. Hoy ha sido una jornada intensa...
13 horas de actividad; 8 horas y 13 minutos pedaleando. 95,08 Kilómetros
Velocidad media; 11,56 Km/h
6ª Etapa. Adral-Llavorsí
Son las 8:52 de la mañana cuando comenzamos a dar pedales.
En el día de hoy, debemos retroceder 6 kilómetros para coger el desvío de Noves de Segre.
El cielo se presenta despejado de nubes al igual que la carretera a Noves de coches.
–Bien-
Nos esperan 30 kilómetros de subida hasta los bosques de Sant Joan de L´Erm.
Es asfalto durante casi 9 km hasta llegar al pueblo de Argestues. Allí nos adentraremos en el bosque por una pista y es allí donde nos volvemos a cruzar con los cinco cicloturistas mallorquines.
Se encuentran parados y tras los correspondientes saludos, Jorge y yo, continuamos ruta.
El camino es descendente por lo que pasados 2 kilómetros aparecen dudas de si vamos por lo correcto.
Paramos a consultar mapa y rutómetro.
-Creo que vamos bien...-
Los mallorquines llegan hasta nosotros y confirman la senda que hemos tomado como la buena.
Continuamos todos juntos durante un rato.
Jorge entabla conversación. Yo, en cambio, voy rodando atrás, siguiendo el ritmo que marcan los de cabeza; demasiado cómodo para mi gusto.
Uno de ellos, el interlocutor de Jorge, necesita bajarse de la bici para subir cortos tramos de fuerte pendiente.
Todos los demás seguimos pedaleando.
Un rato después, sus amigos se detienen a esperarlo.
Nosotros proseguimos la ascensión.
Llegamos a la carretera y ahí, un fallo en la descripción del rutómetro, hace que cojamos dirección contraria a la correcta.
Nos mosquea el pueblo de Avellanet, por el que no deberíamos haber pasado.
Aún así continuamos un par de kilómetros hasta que el asfalto descendente nos advierte de nuestro fallo.
Vuelta a subir... y ¡un extra más a la etapa¡.
Llegamos a Pallerols donde una fuente cercana y un banco a la sombra, nos convence de que puede ser un lugar ideal para el almuerzo.
- ¡ Dicho y hecho !-
Un señor mayor, sesteando a pocos metros de nosotros es la única persona visible en éste tranquilo pueblo.
Un perro se acerca... levanta una pata y mea la rueda de mi bici.
El señor mayor se despeja y muestra una tímida risa en el momento en el que yo recrimino al perro por su instintiva acción. ( y digo instintiva porque; ¿Quién no conoce la costumbre de los perros de querer marcar territorio con sus orines?. Los míos del pueblo me siguen meando las ruedas del coche, así que puedo entender, aunque no apoyar, la acción del can.)
Creemos distinguir a una pareja de águilas reales sobrevolando el pueblo a bastante altura.
Nos ponemos en marcha justo en el momento que se nos cruzan de nuevo los mallorquines.
Parece que han parado también a comer algo.
Ellos no han tenido la misma confusión que nosotros un par de kilómetros atrás, aunque la descripción del rutómetro también les ha creado dudas en el mismo punto.
Hoy regresaran a sus casas en las Islas. No continúan hacia el Cantábrico.
Les basta con una semana de pedaleo por el pirineo.
Ciclistas a los que el cruce al camino que asciende a Canturri, será el último lugar que compartamos juntos.
Hemos dejado la carretera y sus malolientes y ruidosos coches para continuar por una buena pista ascendente.
Atravesamos un extenso bosque de pinos y sus agradables sombras nos acompañan hasta el collado.
Vemos un ciclista en BTT que sube sin peso, doscientos metros por delante nuestro.
Nosotros que vamos a nuestro ritmo, le damos caza y adelantamos.
Después divisamos a otros dos que avanzan más adelantados.
-¡Esto está animado¡- Me digo.
Poco a poco vamos recortando distancias.
Voy yo marcando el ritmo y el hecho de adelantar en cuesta, a ciclistas ligeros de peso hace crecer mis ánimos y me reconforta.
Esto hace que aumentemos el ritmo de subida comparado al habitual.
-No quiero picarme pero... ¡está resultando tan fácil...¡.-
Adelanto a otros dos, a la par que veo por delante a más ciclistas.
- Debe resultar desmoralizante verse adelantados por nosotros que llevamos semejante carga...-
Recapacito y corrijo mi actitud bajando ritmo. Jorge avanza unos metros por detrás, algo mas tranquilo, intercambiando unas palabras con uno de los ciclistas.
El rutómetro nos indica un importante desvío a la altura de una casa forestal.
Lugar donde se encuentran detenidos varios ciclistas consultando mapas.
Charlamos unos minutos, intercambiando opiniones y comentamos la dirección a seguir.
Momento en el que uno de ellos nos dice;
-“¡ Noticias frescas !.
Me ha llamado mi hija al móvil y me ha dicho que han cortado la pista a Rialp a causa de unos desprendimientos.”-
Me ha llamado mi hija al móvil y me ha dicho que han cortado la pista a Rialp a causa de unos desprendimientos.”-
-¡ Vaya !. Es justo por donde debemos ir...-
Pero Jorge y yo confiamos de que tal vez, con la BTT, se pueda pasar.
Poco más de un kilómetro después alcanzamos el collado de Leix situado a 1700 metros. Habiendo ascendido 1100 metros de desnivel desde el cruce de Noves de Segre.
Lugar donde dos perros sueltos nos reciben a ladridos y echan a correr tras las bicis...
- “¡¡Chuspi¡¡...¡¡Chuspi¡¡”- Les llama Jorge ( No me acuerdo bien del nombre que les puso mi amigo pero creo que fue algo parecido).
- “ Cuando vayas pedaleando y te asalten perros así, lo mejor es llamarles cómo si les conocieses...Así se tranquilizan.” Me dice.
- ¡Muy interesante¡ Una cosa más que he aprendido hoy. Creo que será de utilidad en el futuro ya que suele pasarme cosas como éstas...- Pienso
En el collado, el rutómetro nos pinta que debemos dejar dos pistas a la izquierda.
El problema está que en vez de dos, hay tres...
Decidimos coger la última de la derecha y.... premio; ¡¡ Pista equivocada !!
Son varios kilómetros de descenso los que hemos dejado pasar y ya no es plan de volver al mismo sitio.
- Intentaremos enlazar con el Refugio Xalet de la Basseta, más adelante, donde se pueda.-
Conectamos con una carretera que asciende.
Al poco encontramos carteles que nos anuncian el famoso Hotel-Refugio.
Llegamos al merendero existente delante del Xalet de la Basseta.
Está plagado de coches, familias enteras y turistas aprovechan el buen día para recrearse en este bonito entorno.
De tal lugar nos cuenta Jordi Laparra en su libro;
Se trata de uno de los núcleos más importantes de esquí nórdico de Cataluña. Es casi una obligación pararse y respirar tranquilidad.
-¡¿ Qué tranquilidad ?!- Me digo.
- ¡ Si con la multitud que hay hoy representada aquí, cualquier lugar pasado en el día de hoy puede ser más tranquilo !. (A excepción del Club “Hot”, claro está).
Nosotros no nos detenemos mas que para rellenar nuestros botellines de agua y sacar un par de fotos.
Donde disfrutamos y respiramos tranquilidad es en la inmejorable pista que
desciende hasta la Ermita en ruinas de Sant Joan Vell.
Un precioso bosque de abeto blanco, cedros y pinos nos rodea en todo
momento.
El sonido de diferentes especies de pájaros y de ardillas acompañan
armoniosamente al bello paisaje.
De la ermita de Sant Joan apenas quedan unas paredes en pie.
Hay un cartel cercano con una foto del año 1900 en la que se representa una
romería al mencionado santuario. Hace 110 años se encontraba intacta y ahora...
-Pudo ser destruida por el bando
republicano en la Guerra Civil Española.- Pienso.
Continuamos el descenso.
Tenemos varios momentos de incertidumbre con varios cruces que no vienen
descritos en el libro.
Parte de casualidad, parte de buena orientación, hace que decidamos siempre
por el correcto.
Las dudas se incrementan cuando llegamos a un cruce que SI debemos coger
pero que se encuentra cortado al tráfico y senderismo por la policía.
-Puede ser debido a los desprendimientos que nos avisaron por la mañana...-
Jorge dice de saltarnos la cinta y continuar.
Por mi parte no quiero problemas
ni con la policía ni me apetece investigar con nuestras bicis los efectos
producidos por los desprendimientos.
Finalmente cogemos el desvío que nos permite seguir y que nos aventura un
descenso incierto al no tener descripciones detalladas.
- Bajamos. A algún
pueblo llegaremos... Después, con preguntar a alguien, nos puede valer.- Pienso.
Jorge me comenta que le pone malo el no saber hacia donde nos dirigimos.
El cielo se nubla y empieza a hacer fresco en este largo descenso. Es por
ello por lo que nos abrigamos.
Según parece estamos bordeando el Pic de I´Orri; Punto culminante de la
región. En sus laderas más septentrionales se encuentra la estación de esquí de
Pont-Ainé.
Varios kilómetros de pista y varios cruces después, la buena casualidad hoy
está de nuestra parte y alcanzamos el pueblo de Montenartró; Lugar de paso en
la Transpirenaica de Yordi.
Un breve equívoco después, al buscar la pista dirección Rialp, nos avisa de
que no debemos tentar mucho a la suerte.
El fuerte desnivel ascendente nos aclara de nuestro error.
El camino de 4 kilómetros que desciende al valle del Noguera Pallaresa es
más pedregoso, de fuerte pendiente y con grandes charcos.
Pero también existe bosque y lo hace más salvaje.
Prueba de ello es el corzo que se me cruza en el camino.
Que decir de Jorge... en estos descensos se lo pasa en grande.
Baja considerablemente más rápido que yo.
Le sobra tiempo para sacar cámara de fotos y retratarme cuando llego a su altura.
También le llama la atención el musgo* al que saca también unos macros.
(Musgo* = Mugo/a. Palabra polisémica utilizada por los habitantes de los pirineos para nombrar tanto a pueblos como a Hitos indicativos. El “Mugo o Muga” provocaba en nosotros la risa fácil a lo largo de todo el viaje. Siendo ésta utilizada añadiéndola múltiples significados.)
Conectamos con el fondo del valle. Es el valle por donde baja el caudaloso río Noguera Pallaresa. Conocido en toda España por aquellos aficionados a los descensos en aguas bravas.
Rodaremos por cinco kilómetros de ligera pendiente ascendente por la carretera hasta Llavorsí. Final de la etapa de hoy.
Es en este corto tramo de carretera donde he visto a una corza muerta atropellada.
Puede que el macho visto antes sea la pareja de ésta.
-¡ Que pena !-
La intensa circulación motora que soporta este turístico valle hace que perezcan cantidad de animales cómo este.
-Lo malo de estos casos es que no salen en las estadísticas de tráfico...-
-¡ En fin !-
Llegamos a Llavorsí sobre las cinco de la tarde.
Ha sido una etapa corta de sólo 1300 metros de desnivel positivo. (contando despistes)
Y no hemos parado para comer en condiciones, por lo que nada mas llegar a esta localidad nos zampamos un buen bocadillo con voraz apetito.
Hoy nos sobra tiempo y aprovechando que el hostal Noguera, donde nos alojamos, tienen manguera a presión. Decidimos dar una buena limpieza a nuestras bicis.
71,33 Kilómetros en 5 Horas y 25 minutos de pedaleo. Velocidad media; 13,11 Km/h
Reponiendo el líquido elemento en los manantiales a pie de ruta |
7ª Etapa. Llavorsí-Torre de Cabdella
Hoy realizaremos una única ascensión en la que se salvan 1737 metros de desnivel positivo. Rodaremos más de 20 kilómetros por encima de los 2000 metros con una cota máxima de 2250 metros.
La mayor parte de la ruta transcurre por buenos caminos, siendo éstos el 90% frente al 10% de asfalto.
Nos dice Jordi Laparra que es ciclable al 100%.... Esperemos.
Como va siendo habitual, nos había salido un buen día.
-Es muy raro este verano... normalmente las tormentas veraniegas en el Pirineo se suceden cada poco. Y llevamos siete días en los que sólo hemos tenido una.
Aunque visto en los noticiarios lo que ocurre en el resto del mundo;
Rusia; Temperaturas anormalmente altas fundiendo records históricos a lo que se suman los tremendos incendios.
China y Pakistan; Inundaciones en las que han perdido sus casas mas de 20 millones de personas. Seguido de la catástrofe humanitaria que puede venir después al ser prácticamente imposible llegar a abastecer de alimentos y productos básicos a toda esa gente que se ha quedado sin sus cultivos y medios de vida.
España; Las olas de calor se hacen cada vez más y más frecuentes. En los informativos avisan, que de seguir así, dos tercios de la España peninsular se puede convertir en un desierto en pocos años.
Y más...
-A ver, que yo me había puesto a escribir la crónica de una jornada ciclo montañera y me estoy desviando...-
Y no es hasta coger el desvío hacia Arestui y Baiasca cuando los primeros rayos de sol nos iluminan y el asfalto se inclina lo suficiente cómo para poder entrar rápidamente en calor. Transcurrimos por una carretera muy poco transitada por lo que tenemos el ancho de la vía casi completamente a nuestra disposición.
Hemos dejado atrás la carretera principal que conduce al túnel de Viella y que atraviesa la cordillera uniéndonos al País Galo.
Nos encontramos a 1220 metros cuando abandonamos definitivamente la carretera para adentrarnos en la pista que nos conducirá hasta los 2250 metros del Collado Portella; Máxima altura alcanzada en el Itinerario base del libro de la Transpirenaica (Jordi Laparra).
Una vez en la pista nos encontramos con una divisoria de caminos que nos hace dudar al no estar representadas en el rutómetro.
Afortunadamente unos turistas en un Todo-terreno nos confirman la dirección correcta en el momento oportuno.
El ritmo al que avanzamos es parejo en los dos. Hoy Jorge me está dejando ir delante. El sigue detrás pegado a mi rueda trasera.
Es buen camino, el bosque nos rodea y protege del sol. La subida, bastante larga, está resultando muy amena.
A la altura de 1720 metros decidimos parar a almorzar. Tenemos la fuente de
Pla d’ Artigues y unas mesas de merendero al lado.
Lugar idóneo para descansar y reponer fuerzas.
Sentado en una de las mesas veo a una pareja de ciclistas que suben a muy
buen ritmo. Van sin alforjas y con unas ligeras mochilas sobre sus espaldas...
Sin detenerse y tras los correspondientes saludos continúan hacia el
collado.
Al poco rato, Jorge y yo, nos
ponemos de nuevo en marcha.
Unos metros más arriba y cerca del collado de la Rat (2015m) el bosque deja paso “a los pastos de montaña mas grandiosos de toda la travesía”.
Es cierto (hasta ahora). También la panorámica se acrecienta desde el primer collado.
Diviso a un kilómetro a la pareja de ciclistas proseguir a un ritmo vivo.
-“ A esos, como no se detengan, ya no los pillamos...”-
Unos cinco kilómetros mas adelante se encuentra la cabaña de Quatre Pins (2170m). A su lado existe una fuente.
El día anterior nos planteamos la posibilidad de ahorrarnos el hostal de Llavorsí y subir hasta éste refugio a pernoctar.
Pero el hecho de ser hoy domingo, día 25 de Julio ( -¡ mi cumpleaños !-) creíamos que podía estar completo de excursionistas. Aparte no vimos tiempo libre suficiente en la etapa anterior cómo para ascender los 30 kilómetros de puerto hasta el Refugio.
Situado a mitad de etapa y con unas vistas excepcionales hacia las montañas de alrededor es el mejor sitio para hacer la comida del merecido bocadillo.
Esto mismo debieron pensar la pareja de ciclistas (chico y chica catalanes) que nos precedieron al encontrarlos reponiendo calorías frente a la fuente.
Les acompañamos en el ágape y rápidamente iniciamos una animada e interesante conversación.Nos dicen que hacen combinadas de bici y senderismo. Hoy piensan aparcar bicis y ascender andando alguno de los picos cercanos.
- ¡ Míralos, que gran idea la suya !. Ya no soy el único “bicho raro” que hace este tipo de cosas.- Pienso para mí.
Les comento parte de mis actividades por León.
Me relatan de varios lugares leoneses que recorrieron de igual forma.
-Pienso que también es muy buen plan de vacaciones el realizar combinadas de bici + montaña. Me acuerdo de los cicloturistas Canarios que me encontré el año pasado por Cazorla.... Ellos realizaban Bicicleta, Montaña y ..¡ Piragüismo !. Todo es un mismo viaje por Andalucía.-
-Me gusta-
No se acabaron los encuentros interesantes en este día. Unos kilómetros después y habiendo superado la máxima altitud del Collado La Portella (2250 metros), nos cruzamos con una solitaria Chica Cicloturista que se dirigía en dirección contraria a la nuestra.
Por supuesto que paramos para entablar conversación.
Se llama Cris y es de Barcelona. No está realizando la Transpirenaica. Ella va a su “bola”. Se compró el libro de Yordi Laparra pero no la llamó la atención al describir la ruta demasiado al sur de la Cordillera.
Ella tiene por costumbre acercarse a los pirineos habitualmente. Vive cerca de estas montañas y la gusta redescubrir valles a lomos de su bici sin seguir indicaciones de ningún libro.
Hoy ha dormido en Vivac al lado del lago de Estany Gento dentro del Parque Nacional de Aigües Tortes y Estány de San Mauricio.
Nos aconseja el valle de Tabascán y de Baqueira para recorrer con las bicis; Lagos, Cascadas, Ríos que cruzan los caminos... en definitiva; “Paisaje más espectacular y mucho más divertido”.Lleva una semana pedaleando y hoy se ha bajado desde el lago hasta la localidad de Espuí para remontar después el “abismo” de la Vall Fosca; Lugar por donde más tarde bajaremos nosotros.
Cris es una chica muy agradable y auténtica. Sabe valorar este maravilloso entorno y es por ello por lo que regresa a él a menudo. Para disfrutar y gozar como nadie.
Yo la digo;
- “Podrías publicar un libro de rutas con todo lo que sabes...”-
- “No. Que luego se masifica y pierde parte del encanto.”
También criticó a un cicloturista con el que se cruzó y que no se detuvo ni para saludarla. Nos comentó con cierto desagrado que encontró envoltorios de barras energéticas por el lugar en el que pasó el chico.
-“¡ Los hay guarros !”-
- “Es extraño... normalmente la mayoría de montañeros y cicloturistas suelen ser bastante cuidadosos en este aspecto.” La digo.
Antes de despedirnos la pedimos que nos retrate a Jorge y a mí con nuestra cámara ascendiendo hacia el collado.
Proseguimos.
El camino discurre por encima de los 2000 metros de altitud durante varios kilómetros.
Ya os podéis imaginar las vistas hacia los alrededores...
El Montsent de Pallars es el monte mas cercano. En sus laderas aún perduran varios neveros. De ellos descienden varios arroyos que se precipitan en sucesivas cascadas hacia el valle. Algunas de éstas cruzan el camino por el que rodamos.
También nos cruzamos con varios rebaños de ganado doméstico; Caballos, Ovejas, Vacas... que suben a estos pastos de altura en aquellos meses de verano en las que las praderas de las llanuras se encuentras agostadas.
Alcanzamos el último collado del día; El Coll de Triador ( 2180 metros). Ahora nos espera una vertiginosa bajada de 1200 metros de desnivel en apenas 15 kilómetros hasta Torre de Cabdella
La pista está en excelentes condiciones por lo que disfrutamos bajando por ella.
El camino traza numerosas curvas muy cerradas en las que debemos hacer buen uso de los frenos.
No nos metemos al bosque hasta cerca de la localidad de Espuí. En teoría, final de etapa.
Una opción recomendada por Cris era la de subir a los lagos situados a 8 kilómetros remontando el valle hacia el norte.
Lo malo que se encuentran situados fuera de ruta. Nuestro camino y el rutómetro que seguimos nos llevan en dirección contraria.
- Ya habrá otro viaje en el que hagamos todas o parte de las cosas pendientes que nos van quedando en éste...-
Hoy decidimos recortar la etapa de mañana en 4 kilómetros. Es por ello por lo que pasamos Espuí y continuamos descendiendo hasta Torre de Cabdella.
El albergue existente en este último pueblo nos hace decantar finalmente nuestra decisión.
Allí conoceríamos a la cariñosa y juguetona perra “Canela” y a su servicial dueña.
- “¿Estáis haciendo la Transpirenaica?”-
- “Si...”-
- “¿No seréis Vascos?”-
- “De Burgos”- Dice Jorge.
- “Lo digo porque el 99% de los ciclistas que pasan por aquí haciendo la Transpirenaica son Vascos.”-
- “ Bueno... yo vivo en León pero nací en Baracaldo (Vizcaya).” La aclaro.
Y pienso; -¡Tampoco vamos a “fastidiar” las estadísticas¡-
65,91 Kilometros. Velocidad media de 11,70 Km/h en un tiempo de 5 horas y 37 minutos
8ª Etapa. Torre de
Cabdella-Pont de Suert
Hoy la perra “Canela” ha entrado en celo y la dueña del albergue anda
alerta, vigilando y evitando tener las puertas abiertas para que ésta no escape
al exterior donde la esperan ansiosos un par de “galanes”.
“Canela” es una perra guapa, alegre y muy cariñosa.
Una compañera ideal para su dueña en aquellas semanas del largo invierno de
los Pirineos en los que apenas viene gente y no tiene trabajo.
La cena y el desayuno han estado bien. Aunque hemos comprobado que la
señora dueña es bastante despistada con sus clientes. A mí me sirvió carne para
cenar a pesar de haberla advertido. Por supuesto, no la probé y finalmente me
cambió el plato.
En el desayuno nos sirvió dos cafés cuando le había solicitado un chocolate
o leche con cacao. No hubo ningún problema para corregir su error.
Después, la señora nos cuenta los problemas que tiene con la gente del
pueblo al no dejarla poner ningún cartel en referencia al albergue en la
carretera.
-Quizás vendría más
gente si me dejaran publicitarlo algo...-
Envidias y competencia frente a los hostales del pueblo, pueden ser las
causas de la actitud egoísta de sus paisanos. En fin...
Hoy nos adentraremos en la comarca del la Alta Rigagorza. Es la última
etapa por terreno catalán y hasta ahora, en general, hemos tenido buenas sendas y caminos
para rodar.
A partir de aquí el suelo irregular y el estado de los caminos dificultarán
nuestra marcha. Es sólo el “preámbulo” de lo que nos espera en el pirineo de
Huesca. Intentamos seguir al pie de la letra la ruta descrita en el libro de
Yordi Laparra. Aunque muchos de los senderos “técnicos” (según Laparra) e
“impracticables” (según Jorge y Kike)
nos haga replantearnos mas de una vez éste objetivo.
La descripción de la etapa en el libro ya nos avisa; Un 96% de Ciclabilidad
pensado para aquellos ciclistas sin alforjas. Nosotros, en cambio, al ir con
peso se nos reduce el porcentaje considerablemente.
-Menos mal que venimos con la lección bien aprendida durante la
Transcantabrica del año pasado.-
-Y es en estos senderos “técnicos” donde salen las fotos más chulas.-
Pienso para animarme.
Pero vayamos por partes.
Los primeros kilómetros son por asfalto. Pasamos por pequeños pueblos ganaderos como Astell y Guiró. Es en esta última localidad donde nos adentramos en un sendero poco marcado que nos conducirá hasta la ermita del Coll (1440 metros). Debemos superar apenas 100 metros de desnivel ascendente en un kilómetro de distancia. Pero las condiciones pésimas del camino hace que empleemos tiempo en superarlos al tener que acarrear con las bicis.
Zarzas, espinos y aulagas se unen a la dificultad de la destrozada senda.
Pocos metros podemos hacer pedaleando...
Un tramo de estrecha senda con buen porcentaje de desnivel hace que Jorge intente superarlo montado en su BTT, segundos en los que yo probaré a retratarlo con la cámara.
Son 4 o 5 metros en los que se aprecia lo que pudo ser una calzada romana; empedrada y enlosada aunque con desigual firme.
Tras varios intentos, Jorge consigue avanzar... y dar tres pedaladas. Suficientes para la foto pero no para mi amigo que le faltó tiempo para sacar el pié del pedal automático y poderlo apoyar... Evidentemente, se cayó al suelo aunque afortunadamente sin consecuencias.
El resto del camino al Coll lo hacemos andando. El ejercicio del día lo completamos con los brazos al deber cargar con las bicis.
Collado de Oli |
Nos cruzamos con otros tres ciclistas que descienden y van en sentido contrario al nuestro. Ellos van sin peso pero se ven obligados por las condiciones del terreno y hacen “senderismo” al igual que nosotros.
Ciclistas que se sorprenden al preguntar por nuestras intenciones.
En el collado de Oli (1520) divisamos el Cotiella y la Peña Montañesa hacia el Noroeste. Destacadas montañas a las que llegaremos en la etapa de mañana.
Aunque parezca mentira...esto es parte del camino de la Transpirenaica. |
Continua la senda.... la mala senda. El descenso hacia Castellnou es igual de malo.
Pero no sale ni una sola queja de nuestra boca. Ya nos esperábamos esto.
Es parte de lo que hemos venido a buscar. Son tramos que nos obliga a cambiar el “Chip” del cicloturista. Hoy es una jornada ciclo montañera con una amplia gama de actividades.
También disfrutamos. Si cuando más variada sea una etapa, más divertida y amena se nos hará.
Lo importante es buscar un “equilibrio” entre todas sus facetas para que ninguna de ellas nos llegue a hastiar.
Hasta el momento, el libro de Jordi Laparra, está consiguiendo tal equilibrio.
Aún pudiendo evitar las sendas “técnicas” por más vueltas en asfalto, nos privaríamos también de la aventura que conlleva estos tramos y de poder valorar el total de la travesía como se merece.
Lo malo es que la distancia cubierta andando no se ve reflejada en el cómputo global de kilómetros del cuenta de la bici, ni en el tiempo total de pedaleo. Por lo que el resumen final de la etapa acaba resultando incompleto.
Un kilómetro después del collado de Oli y tras pasar un sendero poco definido, llegamos a una pista mas ancha y cómoda en la que podemos pedalear de nuevo.
Culebra viperina -Natrix maura- |
Más adelante detengo la bici para sacar foto a una culebra viperina que se encuentra en mitad del camino.
Desde lejos da el pego y parece una víbora pero cuando te acercas para sacar la foto, el detalle de sus ojos la distingue de sus venenosas “primas”.
Nos cruzamos también con un numeroso grupo de niños que al parecer se encuentran de campamentos por la zona.
Llegamos a unas casas en las que según la descripción del rutómetro, deberíamos encontrar una fuente. No es así.
Nos hemos quedado sin agua y necesitábamos recargar.
Un grupo de mujeres a la puerta de una de las casas nos ayudan a reabastecernos del líquido elemento. - ¡ Que amables !-
Nos llama la atención una de ellas... muy “exuberante”.
Tres kilómetros después llegamos al pueblo de Sentís. Va siendo hora de comer algo, por lo que nos detenemos a la sombra de unos árboles cerca de lo que parece una fuente. ( Que no es.)
Mientras, vemos pasar y detenerse a corta distancia a dos parejas de despistados ciclistas catalanes.
Consultan sus mapas... nos ven, nos miran, pero apenas nos sueltan un tímido “hola”.
Y se largan.
Al rato, llegan hasta nosotros una pareja de cicloturistas Segovianos.
Estos, más simpáticos, si que inician una agradable conversación.Llevan unas bicicletas muy buenas. Tienen también doble suspensión como la de mi amigo Jorge.
Hablamos de la Transpirenaica y de los viajes de cada uno; Islandia, Sierra de Cazorla...
Son gente con mucha afición a viajar de éste modo. Todos nos alegramos cuando hablamos y compartimos aquellos viajes que nos han resultado más satisfactorios.
De no ser porque ellos iban en dirección contraria a la nuestra, quizás, hubiésemos estado hablando mayor rato y habríamos compartido algún kilómetro juntos.
Tras la animada merienda iniciamos la subida al collado de Sant Pere.
Y cual fue nuestra sorpresa cuando descubrimos una fuente medio oculta entre la vegetación a mano derecha a unos 100 metros de la salida del pueblo.
Es la fuente que buscaban los ciclistas catalanes y nosotros, de haberlo sabido, habríamos comido a su vera.
Malva real -Alcea rosea- |
El camino continua bastante pedregoso pero podemos subir pedaleando hasta el collado.
Después seguimos remontando altura pero con menos porcentaje de desnivel hasta el collado de Sas (1500 metros).
Observamos un amplio valle en donde sucesivas cascadas se precipitan hacia el bosque donde acaba el río por ocultarse. El camino por donde circulamos hace límite entre la vegetación arbustiva de la parte alta de la montaña y los bosques de la zonas medias y bajas.
La visibilidad que tenemos de los alrededores es excelente.
Esta vez Jorge va marcando un buen ritmo de pedaleo. Yo le sigo a rueda.
Superado el Coll de Sas e iniciando el corto descenso al valle para después iniciar la subida a la cota máxima de la etapa de 1610 metros.
Tengo problemas con la cadena de mi bici; Es al hacer el cambio al plato pequeño cuando ésta se atasca repetidas veces obligando a detenerme para soltarla. La etapa de hoy está resultando ser muy rompe piernas al encadenarse continuas subidas y bajadas con los correspondientes cambios de ritmo. Pero estamos aguantando muy bien los dos y vamos alternándonos en cabeza.
Conseguimos superar puertos; Collado de Fades, el Collet de Panera, La collada de la Menal...
Enlazamos seis kilómetros de carretera en el descenso al pueblo de Malpás.
Allí abandonaremos el asfalto para coger una pista de tierra que continua hacia Gotarta.
El mapa guía del libro que porto en la bici no me dibuja la fuerte y corta rampa de ascenso que nos encontramos de improviso al pasar Malpás.
El rápido y brusco cambio de marchas que nos exige esta pendiente hace que tome precauciones al cambiar cadena al plato pequeño ( por los problemas anteriores) reduciendo la velocidad en el instante en el que gente del pueblo nos grita avisándonos de que no es por aquí...la confusión hace que frene mi bici sin hacer el correspondiente aviso de detención a mi amigo....
Cometo un grave error; Jorge se encontraba justo detrás, pegado a mi rueda. Mi amigo logra esquivarme por mi izquierda en un forzado giro. Pero el mal estado del camino unido a mi inesperado parón le hace perder el equilibrio dos metros después.No le da tiempo a sacar el pié del pedal automático para detener su caída.
Consecuencias; Una profunda herida en la mano izquierda, empleada para amortiguar el golpe y pequeños cortes y moratones en las piernas.
Me disculpo por mi torpe despiste.
Unas personas del pueblo han visto el incidente y se han acercado para ofrecer su ayuda.
Nos dicen también que éste no es el camino correcto a Gotarta y que el desvío está unos metros atrás.Ayudo a Jorge a lavar la herida de la mano con el botellín de agua para después limpiarla con el desinfectante de mi botiquín.
Reanudamos el viaje.
Pont de Suert |
Rodaremos cuatro kilómetros con poco desnivel hasta el siguiente pueblo y cinco de descenso por la carretera hasta El Pont de Suert: Final de etapa. Son las cinco de la tarde.
Este pueblo es de las localidades más importantes por las que pasaremos en toda la transpirenaica. Aprovechamos a realizar bastantes tareas.
Primero.Buscamos una farmacia para la herida de Jorge.
Segundo.Vamos al centro de información turística donde nos informan de los hostales de la zona.
Tercero. Nos alojamos en un modesto hostal donde tenemos oportunidad de lavar las bicis con una manguera. También hacemos la colada de la ropa. (Primera y única vez que disponemos de lavadora en todo el viaje. )
Cuarto. Compro varias zapatas de recambio para los frenos. (Días después descubro que no me sirven) y pilas de repuesto para la cámara de fotos. También compramos comestibles... donde nos sirve un alegre y dicharachero tendero que canta los productos y precios a la vez que los pasa por el detector de códigos. Nos habla y hace preguntas.
Nos dice que una vez pasó por Burgos y estuvo alojado en una casa de madera...
- ¡ A saber !- Pensamos nosotros.
Un minuto después de salir de la tienda le vemos correr detrás de nosotros con una lata de albóndigas, que había comprado Jorge.
– “¡¡ EEEH que se os olvida !!”-
– “¡¡ EEEH que se os olvida !!”-
Quinto. Nos sobra tiempo para visitar el pueblo; capital y centro comercial de la comarca del alto Ribagorzana. Destaca el núcleo antiguo de estrechas callejuelas porticadas que rodean la pequeña plaza mayor.
Sexto. Entramos en la biblioteca. Leemos prensa y aprovechamos a consultar el correo electrónico en uno de los ordenadores disponibles. Es el momento donde veo que el amigo Pety me ha dedicado su página del fotolog por mi cumpleaños. -¡ Qué detalle !-
Séptimo. Cenamos en el restaurante del hostal y nos recogemos a descansar en las habitaciones.
-51,49 Kilómetros en casi cinco horas de pedaleo a una Velocidad media de 10,44 km/h.
Ciclabilidad; 90 %.-
Se acabó en Pont de Suert el sector catalán de la Transpirenaica. En posteriores ediciones seguiremos completando esta gran ruta con los sectores Aragonés y Vasco-Navarro.
Menudas piernas hay que tener para meterse en este duro recorrido. Nada que ver con tu anterior entrada que nos llevaste hasta Portugal.
ResponderEliminarEntretenido relato de vuestra aventura Pirenaica en BTT amenizado con amplia colección de fotos testimoniales
Nos cuentas numerosas anécdotas y manifiestas sensaciones, según lo que leo, todas positivas. Incluso nos das consejos por si se nos ocurre meternos en esa misma aventura.
Duros tramos “rompepiernas”, interminables puertos, caminos casi imposibles… Qué sudores y agotamiento nada más pensarlo.
Pero se nota que a pesar de la dureza, habéis disfrutado de emocionantes jornadas y vivencias.
Queda claro que el Pirineo ofrece inmensas recompensas. Cualquier incursión por sus valles y montañas merece la pena. Bien que lo tenemos conocido.
Leyendo ahora estos relatos tuyos, me trae muy buenos recuerdos de mi personal travesía del Pirineo, tan diferente a la vuestra. Dos formas muy distintas de llevar a cabo un recorrido integral de esta impresionante cadena montañosa.
Estaremos atentos a los sucesivos capítulos que nos vayas editando de la Transpirenaica en BTT llevada a cabo por los entusiastas Kike y Jorge.
Un abrazo,
Javi
Muchas gracias Javi por tu visita y comentario.
EliminarDesde luego esta travesía no tiene nada que ver con la Alta Ruta pirenaica que realizaste tu a pie. Desde mi punto de vista mucho más exigente en cuanto a dureza y recorrido cargando con todo el material para el vivac y víveres para varios días.
Memorable cuando leí en su día tu crónica y envidiable los rincones del pirineo que recorristeis.
Quizás algún día...
Un abrazo.
Kike
Alucinante Kike,precioso relato y fotos, ya me gustaría hacer esas rutas, pero me conformo con leer tus entradas.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias Luis por tu comentario. Me alegro de que te gustara el relato.
EliminarEstoy seguro que todos podemos hacer este tipo de rutas.
La cuestión es averiguar cada uno su ritmo en el que se encuentre más a gusto.
Así lo demostró mi tío Javier Ureta -Paseos por las Montañas- que realizó la alta ruta pirenaica andando y sin hacer uso de refugios...con casi la edad de jubilación.
Es todo voluntad, esfuerzo y mucho ánimo.
Un saludo.
Kike