Hoy la foto de portada es para el protagonista del día; Nuestro amigo zorro, que posó así de tranquilo durante unos minutos y a escasos metros de donde nos encontrábamos tras nuestro regreso del pico Gildar.
Ruta realizada el día 11 de Mayo del 2013
Integrantes; Eduardo, Juan Carlos y Kike.
Para la ascensión al Pico Gildar, máxima altura de la Sierra Cebolleda, hay diferentes itinerarios que ninguno desmerece en belleza.
El más frecuentado parte desde el puerto de Panderrueda ( 1463 metros ). Para alcanzar el cordal del Cebolleda se debe poner rumbo sur tomando un camino a la derecha de la fuente. En sus dos kilómetros y medio iniciales, el camino zigzaguea por el interior de un hayedo donde apenas se supera los 200 metros de desnivel. Superada esta distancia por el bosque, el sendero continua por la parte superior de las Cerras de Cuénabres y sale al collado de Sotres, donde se gira rumbo este y sin perder altura se prosigue por encima de las Hoyas de Frañana, después Braña Salguera, circo formado por el Cebolleda y el Gildar, desde el cual se accede al collado alto de Cebolleda (1993 metros) y posteriormente a la cumbre del Gildar.
Este primer itinerario ya lo tenía realizado en un par de ocasiones, la primera de ellas en el Invierno del año 1995 junto a la Sociedad de montañeros Burgaleses y años después, en septiembre del 2007, hice este mismo recorrido en solitario.
En febrero del 2010 volvería al pico Gildar, esta vez con esquís de travesía, acompañado de Javier Ureta y unos amigos de Burgos, por una ruta diferente y a la par tambien recomendable, partiendo de la aislada localidad de Casasuertes (1240 metros ) situada en la falda suroriental de la montaña, siguiendo el valle del río Cosoya, hasta enlazar con el collado Cebolleda y Pico Gildar.
Desde el pueblo de Cuénabres y marchando por el desconocido valle de Franisquera es la opción que tomaremos para el día de hoy con la intención de ascender a las cumbres de la Sierra de Cebolleda.
Por excelente pista se sigue el curso del Franisquera. Hacia el este queda el tupido hayedo del monte Jedo y al Oeste se encuentra la Solana Grande cubierta de escobas y salpicada de robles. Cuando el valle se acaba, el camino cruza un arroyo y se interna en un hayedo zigzagueando para ganar altura. A unos 1600 metros se pasa al lado de una caseta para la observación de fauna. Avanzando ya por terreno cubierto de nieve dura, seguimos sumando altura en dirección al collado de Cebolladiella ( 1800 metros ). Los últimos 200 metros se superan por una empinada ladera en dirección norte hasta llegar a la Cumbre de Cebolleda ( 2054 metros ). Desde aquí hasta el pico Gildar dista aun unos 800 metros que se salvan descendiendo al collado Cebolleda ( 1993 metros ) por el filo de la arista de este pico, practicable (sin nieve), entretenida…aunque la vista hacia los desplomes que presenta esta montaña pueda resultar desaconsejable para aquellos que no tengan cierta costumbre a los lugares aéreos. Desde el collado se accede al Gildar por una reposada subida.
El regreso lo haremos volviendo a subir al Cebolleda para girar posteriormente hacia el Oeste y seguir el cordal, entre pedreros y escobas, para llegar al Pico Frañana ( 1866 metros ), después cambiaremos dirección el sur para orientar de nuevo el valle de Franisquera por otro precioso hayedo, sin senda marcada, para dar de nuevo a la pista del fondo del valle que nos llevará de regreso a Cuénabres.
A continuación el mapa y la muestra gráfica del recorrido:
Mapa de la ruta realizada al Pico Gildar y Cebolleda desde Cuénabres por el valle de Franisquera. Dibujada en línea de color verde discontinua.
Desde la pequeña aldea de Cuénabres ( 1200 metros ) iniciamos nuestra andadura por el valle de Franisquera rumbo noreste siguiendo la pista que va paralela al curso principal del río.
Juan Carlos en la Plaza Mayor de Cuénabres.
A la salida de Cuénabres ya se observa una de las montañas que subiríamos horas después; el Pico Frañana.
Hacia el sur destaca el pico Pandián o Redondo (2009 metros): Cumbre principal de la sierra de Riaño.
Hacia el noreste asoma ya la Peña Cebolleda con las ¿últimas? nieves de la primavera contrastando con el cielo azul y las verdes praderas del valle de la Franisquera.
La especie de mayor tamaño de Narcisos también destaca, y mucho, en las verdes praderas que deja libre el hayedo del Monte Jedo
Detalle del hayedo del monte Jedo y la blanca cumbre del Cebolleda.
A diferencia de la oriental ladera cubierta de hayas del Monte Jedo, a nuestra mano izquierda predominan los robles y escobas.
El río suena bravo metros más abajo…acerquémonos a observar sus saltos.
Eduardo posa a un lado de esta torrentera del arroyo de Franisquera.
Las formas caprichosas de este ramaje nos llama la atención…¿que sucedió o soportó el árbol para que se formara esta curiosa “V” del tronco?
La pista parece dar más vueltas de las deseadas y decidimos atajar por los prados en dirección a la cabecera del valle.
Juan Carlos y Edu con el Cebolleda al fondo.
Euphorbia hyberna
Flor de salicaceas
Narciso asturiensis
El arrendajo es, quizás, una de las aves más escandalosas del bosque. Pero por su colorido plumaje es también uno de los córvidos más bellos. Por su carácter esquivo resulta complicado poder sacarle fotos. En la imagen superior queda el retrato testimonial…
Foto cortesía de Edu
Pisando los primeros neveros que encontramos en el camino.
Eduardo parece decidido a probar la solidez de este puente de nieve…
Diente de Perro (Erythronium dens-canis). Foto cortesía de Edu
Abandonamos el curso del arroyo para continuar por la ahora zigzagueante pista que atraviesa este bosque de hayas y que asciende hacia el collado de Cebolladiella.
La nieve esta dura y apenas se marcan huellas…
Yo me voy defendiendo con los bastones para no resbalar sobre esta superficie helada.
En cambio, Eduardo y Juan Carlos, se han repartido los crampones del primero para calzar un pie de cada uno.
Saliendo en la parte superior del bosque hacia lo que llaman la Cuesta la Gistra.
Eduardo ya tiene a la vista el collado de Cebolladiella.
Vistosas cascadas se precipitan por la cara sur del Cebolleda.
A nuestros oídos llegan primero su violento y sonoro flujo para que segundos después dirijamos nuestras miradas hacia el causante de modelar y dar vida al valle de Franisquera.
Vistas hacia el cordal del Frañana y la Peña del Bolo ( 1809 metros )
La curiosidad hace que Eduardo se acerque hasta esta cabaña dedicada a la observación de la fauna y la dedique unos minutos subiendo hasta su balcón.
Por lo que cuentan los mapas, próximo a este observatorio, se encuentra una fuente. Hoy oculta por el manto blanco.
Seguimos subiendo en diagonal por la cuesta la Gistra
Estábamos equivocados con que el hoy el sol nos haría un favor reblandeciendo la nieve…Pues no. Las horas de luz hasta ahora no han sido suficientes para cumplir tal plegaria.
Desde los 1800 metros del collado Cebolladiella se observa la última parte para ascender al primer dosmil de la jornada.
Mirando hacia oriente se observa la sierra de Gabanceda donde, en época de nieves, se pueden realizar interesantes rutas con esquí de travesía.
A lo lejos, los habituales rebecos de estos parajes alpinos, observan atentos nuestros progresos por la montaña.
Detalle aprovechando zoom hacia la cumbre del Gabanceda.
El terreno que nos queda para llegar a nuestra primer cumbre del día no presenta dificultades salvo la del correspondiente desnivel de estas suavizadas laderas meridionales.
Cogiendo altura la panorámica se amplía.
Al fondo la Sierra de Riaño.
Hacia el sureste; el valle del río Orza.
Panorámica de algunas de las cumbres que se observan desde la proximidad de la cima del Cebolleda.
Tras alcanzar el cordal, las espléndidas vistas hacia el norte, donde el valle del río Cares y los Macizos de Picos de Europa embriagan nuestros pensamientos y despiertan sueños de futuros proyectos…
Unos metros abajo se encuentra Eduardo disfrutando de las vistas hacia el valle de Franisquera.
Alcanzada la primera cota, sin ser la cumbre del Cebolleda, reunimos grupo para seguir avanzado juntos.
Es aquí donde nos cruzamos con una pareja de montañeros que acceden desde el puerto de Panderrueda y que se dirigen también al Pico Gildar.
Panorámica y detalle del cordal al que nos dirigimos.
-Edu, ya sé que quieres visitar Picos, pero hoy no vale con que des el salto…-
Otra pareja de Rebecos en loca carrera tras avistarnos por el nevado circo de Braña Salguera.
Juan Carlos, Kike y Eduardo en la cima del pico Cebolleda
Vistas hacia poniente; el circo de la Braña Salguera y el puerto de Panderrueda
La cresta del Cebolleda se va afilando a medida que descendemos hacia el collado norte.
-Pero que entretenido y divertido es andar por la aérea cresta.-
-¡Vaya que sí!-
Eduardo en su descenso del Cebolleda y atento a los fósiles marinos que le dije que es posible encontrar.
Al final no vimos ninguno…pero recupero aquí una imagen tomada de mi archivo personal en una excursión en septiembre del el año 2007.
Divisado en la misma cresta del Cebolleda.
En la ladera meridional del Gildar divisamos a los dos montañeros que nos preceden avanzar decididos y sin pausa hasta su cumbre.
Eduardo superando los últimos metros de destrepe para llegar al collado de Cebolleda (1993m).
La línea de cumbres del Cebolleda-Frañana delimitan por el sur el Parque Nacional de Picos de Europa.
Detalle de las paredes septentrionales del Pico Cebolleda por el que acabamos de pasar…
Meses atrás, en este invierno pasado, se tuvieron que forman aquí considerables ventisqueros…
Eduardo subiendo las rampas nevadas del Gildar.
Zoom hacia la cumbre del Gildar donde se encuentra la pareja que encontramos en la subida.
Al fondo las cumbres principales del Macizo Central de Picos.
Detalle hacia tres grandes montañas de Picos. Las dos montañas de la derecha anteriormente ascendidas y superadas…el Pico de los Cabrones, a la izquierda, puede ser una propuesta para este verano del 2013.
Kike, Juan Carlos y Eduardo en la cima del Pico Gildar
Ahora sí, la Peña Santa de Castilla, nos muestra toda su belleza…
Las cumbres del Peña Ten y Pileñes desde la Sierra Cebolleda
Peñas Pintas, Mampodres, Yordas…nos podemos pasar horas disfrutando de las espléndidas vistas…pero hay que bajar.
Juan Carlos asoma en esta ventana situada en la cresta del Cebolleda que volveremos a ascender.
Ahora nos desviamos por la ladera de la derecha en dirección al pico Frañana y con la intención de realizar un recorrido circular
Detalle del circo de la Braña Salguera.
Kike posando frente al conquistado Pico Gildar.
Por el cordal hacia el pico Frañana tenemos a nuestros pies el valle de Franisquera por donde vinimos esta mañana.
Hacia el norte observamos el Valle de Valdeón por donde fluye el río Cares y más al noroeste, el desfiladero de los Beyos horadado por su vecino río Sella.
Juan Carlos frente a la Peña Santa.
El terreno del cordal hacia Frañana está dominado por escobas y bloques de areniscas y pizarras devónicas.
Detalle del valle de Valdeón donde nace el Cares.
Seguimos por el cordal…
Vista atrás.
Avanzando hacia el Frañana…En aquellas rocas, a medio camino, nos encontraremos el esqueleto de una cabra montés. Eduardo se llevará un recuerdo óseo para su casa.
Valle de Franisquera desde la Frañana.
Cumbre Pico Frañana
Tras bajar aprovechando los neveros que se asientan sobre las incómodas escobas llegamos al nacimiento de este manantial donde reponemos cantimploras.
Ahora la nieve reblandecida hunde nuestras botas sobre ella.
Llegamos al bosque y cual es nuestra sorpresa encontrar estos cortes en ejemplares centenarios de roble…
Puede ser que furtivos cortaran el tronco para la captura de Martas ( Martes martes ).
Hecho que nos relató el anciano Vicente en el bar que regenta en La Uña.
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…Recortes presupuestarios en lucha contraincendios, en vigilancia y protección de los espacios naturales…para invertir en aeropuertos vacíos, trenes AVES sin pasajeros, estaciones de esquí deficitarias o autopistas sin coches. Así nos va con esta corruptela constructores y políticos…
Prímula Veris
Hayedo por el que descendemos hasta dar con la pista del fondo del valle que nos llevará de nuevo a Cuénabres.
Foto cortesía de Edu
Cerramos la ruta circular en estos prados de Boca de la Valleja.
Vista al Pueblo de Cuénabres y el Pico Pandián.
La solemne iglesia neoclásica de Cuénabres.
Este hermoso Zorro nos despide hasta una próxima visita montañera a la zona.
Es un auténtico regalazo poder disfrutar de la preciosa estampa de tan bello animal.
-¡Hasta luego amigo¡-
Guau... Kike!! Pero qué recorrido tan bonito os habéis marcado.
ResponderEliminarEstá la montaña preciosa con ese colorido combinado de verdes y ocres y... el blanco aún en las cumbres.
El amigo zorro que os habéis echado es otro de esos regalazos que nos brinda 'natura' aunque si que es difícil conseguir que pose, como lo ha hecho para tu cámara.
Muy buena ruta y excelente crónica que nos deja con muchas ganas de conocer el lugar, siguiendo vuestros pasos.
Un saludo de 'ojolince y sra.'
Hola Kike.
ResponderEliminarNos muestras una interesante ruta con ascensión a los picos Gildar, Cebolleda y Frañana. Aunque ya hemos andado por esa zona, ahora con tu crónica siento nuevamente ganas de repetir visita saliendo como vosotros desde Cuénabres. A ver cuándo se nos presenta ocasión entre tantas opciones que mantenemos en cartera.
Me gusta tu crónica en la que intercalas paisaje y buena muestra de flora, incluyendo esa joya de la jornada, el zorrito, que posa para tu cámara con mucha tranquilidad y confianza. Casi parece un zorro doméstico, como si esperase recibir de vosotros alguna muestra de cariño o quién sabe, si alimento.
Un abrazo,
Javi
Juan Miguel.
ResponderEliminarEn verdad que la montaña en Primavera es una de las mejores estaciones por los contrastes que nos podemos encontrar, los verdes prados floridos, las aun blancas cumbres, el cielo de un azul intenso...es una auténtica gozada para los sentidos y si encima aparece un zorro como este al final de la jornada...ya no te digo nada.
Javier.
Pues si que os recomiendo esta ruta para que conozcais el valle de Franisquera. Creo que son el prototipo de los que gustaría también a Elías.
Al zorro no le dimos alimento...ya que el mismo se apaña estupendamente para adquirir los nutrientes de su variada dieta y por su buen aspecto tampoco parecía necesitar aportes extras.
Y muestras cariño...creo que se mostraría satisfecho como aparece la imagen si el que lo ve le apunta con una inofensiva cámara fotográfica y observa la ilusión que nos produce su presencia.
Creo que el animal captó este sentimiento y nos correspondió con otra "sonrisa".
Desde luego me quedo con su mirada feliz y su bella estampa deseándole suerte para sus andanzas por la supervivencia.
Un saludo.
Kike