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domingo, 1 de marzo de 2015

Invernal al PICO POLVOREDA ( 2007 m ) desde Villalfeide

Un corzo avanza fatigosamente sobre el grueso manto de nieve.

Ruta realizada el 8 de Febrero del 2015

Integrantes: Eduardo, Juan Carlos, Rubén de León, Didi, Rubén de Valladolid y Kike


El último temporal de nieve ha dejado una honda capa en toda la cordillera cantábrica.
Se habla de espesores que rondan los cuatro metros entorno al Puerto de Pajares...
Debido a la nieve muchos pueblos de montaña se encuentran incomunicados.
El temporal ha paralizado hasta las comunicaciones por vías ferroviarias.
A los paisanos de los pueblos que aun tenían sus animales en el monte han tenido serios problemas para poder recuperarlos. Otros animales, muchas especies de la fauna salvaje, tienen también problemas para desplazarse y alimentarse.
Este año habrá una regulación natural de las poblaciones. Los más débiles o enfermos no sobreviran al invierno. Existía un grave problema de infección por tuberculosis en los ungulados y de sarna sarcótica en los rebecos. Es muy probable que gracias a este crudo invierno remitan en primavera los casos por contagio.
En cambio, los osos y los lobos aprovecharan y se beneficiarán de esas bajas de los animales que sucumban para su propio sustento.
Positivo...sino fuera porque muchos furtivos aprovechen, estas extremas condiciones para la fauna en la que se encuentran muy débiles, para dejar el manto blanco manchado con sangre y muerte.
En el siguiente enlace se muestra un reciente caso de decenas de ciervos decapitados en el Parque Regional de Picos de Europa:
"Los Ecologistas llevan al Seprona la decapitación de ciervos en Picos"

Hoy, esto es la actualidad de la montaña leonesa a lo que se suma los frecuentes aludes que tapan y cortan carreteras.

A día de la realización de esta ruta el temporal de nieve parece brindarnos un paréntesis de cielos despejados en el que podremos acercarnos a visitar nuestras queridas orografías alpinas.

Así lo hemos hablado entre unos cuantos amigos. -"Hoy toca montaña"-
Lo difícil es buscar un emplazamiento y una travesía a la que podamos acceder fácilmente desde León y que a su vez, el itinerario con raquetas y esquís, no resulte muy expuesto para evitar vernos sorprendidos por un alud.
Hoy el riesgo es alto...un cuatro de una escala de cinco.
- ¿Qué montañas pueden haber cargado menos nieve de la Cantábrica?-
- ¿Cuál de esas montañas conocemos mejor?-

Como en tantas ocasiones en estos dos últimos años contamos con la inestimable compañía de nuestro amigo Eduardo.
Para él, el pico Polvoreda, es su montaña. No hay otro pico que haya visitado más veces.
La pequeña localidad de Villalfeide en el Municipio de Matallana de Torio situada a los pies de la falda suroeste del Pico Polvoreda, ha sido y es, el pueblo donde ha disfrutado de largos periodos  de la compañía de su familia solapando a su vez muy gratificantes paseos por las cercanas elevaciones alpinas.
Sin duda, para este pico, no podemos llevar mejor guía.

Por otro lado y con los datos de espesores recogidos y publicados en los medios informativos parece ser que el sur de la cordillera es el menos castigado por el temporal de nieve.

El pico Polvoreda es una de las montañas más meridionales de la cantábrica y también tiene corto y rápido acceso desde la ciudad de León.
No obstante encontraremos complicado el acceso por carretera en el desvío a Villalfeide desde la LE-315.
La carretera sigue hacia el pueblo de Correcillas...pero es imposible avanzar un metro más con el coche. La nieve ha dejado a este último pueblo incomunicado.

El primer objetivo del día ya lo hemos cumplido.
Tras haber estacionado nuestros coches en Villalfeide, el numeroso grupo de amigos que hoy desafiamos al frío nos vamos poco a poco equipando con nuestras raquetas y esquís y de este modo comenzar nuestra actividad de montaña.


Mapa de la ruta lineal de ascenso/descenso del pico Polvoreda marcada con línea de puntos roja

Con una temperatura gélida de 11º C bajo cero salimos de la localidad de Villalfeide ( 1050 metros ) con rumbo noreste para seguir el valle Valdegallo y su modesto curso de agua.
Lo primero que nos encontramos tras dejar atrás las casas del pueblo es la toma de agua de esta localidad; una pequeña caseta a mano izquierda y una rígida manguera de la que sale el agua sobrante.
Superamos esta construcción siguiendo la pista bajo una línea de choperas y manchas de roble.
El camino por el que avanzamos apenas se adivina bajo el grueso manto...confiamos del buen tino de nuestro compañero Edu para que no se desvíe de nuestro objetivo.
A nuestra derecha queda la peña la Conforca de 1202 metros. Por su falda norte y siguiendo la base del cordal que une este monte al Castro Grande ( 1348 metros ) seguimos haciendo camino con nuestros equipos de nieve.
En el lugar conocido como el Corollo abandonamos la pista principal que continua hacia oriente para coger un desvío por otra pista en una curva cerrada a mano izquierda que nos adentrará en un joven bosque de robles.
Seguiremos por ella hasta su término, 500 metros después, saliendo de la masa boscosa.
Acabamos de remontar el arroyo el Reguerón.
Nos situamos ya en la despejada falda sur del Polvoreda.
Desde abajo se adivina la ancha balconada que nos proyectará en diagonal y superando fuerte desnivel hasta llegar a 300 metros bajo el largo cordal oeste del Polvoreda.
Desde allí y girando hacia el este por una inclinada pala situada entre dos contrafuertes rocosos, nos alzaremos hasta las Enrasadas ( 1650 metros ).
Siguiendo las indicaciones de nuestro guía continuaremos en todo momento por la vertiente sur del pico.
Hoy sopla un fortísimo viento en las cumbres en el que se hace bien observable a distancia dada a las colosales nubes de ventisca que este levanta.
Pasamos por la vertical del collado de 1765 metros.
La pendiente tras las Enrasadas se modera mientras continuamos rumbo este.
Tras una largo y fatigoso trayecto por las Escobosas enlazaremos con unas marcas de hitos que, curiosamente la nieve aun no ha cubierto. Estos nos conducen hacia otro collado superior ( 1896 metros ) al habernos situado ya bajo la vertical sur de la cumbre del Polvoreda.
La primera parte de los últimos 200 metros es de moderada inclinación  por una pala uniforme de nieve polvo.
La segunda parte, unos 50 metros, es terreno mixto. Piedras, hielo y nieve.
Llegamos al vértice geodésico de la cumbre del Polvoreda castigados por unos huracanados vientos acompañados de ventisca.
Con el soporte de los bastones más los crampones oponemos seria resistencia a las etéreas fuerzas de la presión atmosférica.
Las extremas condiciones que en la cumbre nos encontramos no nos da pie apenas a la toma de fotografías.
Saco, sin enfocar, unas pocos instantáneas...

Raudos, iniciamos el descenso siguiendo nuestras desdibujadas huellas.

El itinerario de bajada es el mismo por el que ascendimos.

Comemos el bocadillo al resguardo del viento en la vertical del collado inferior ( 1765 metros ).

El resto ya está descrito y lo veréis mejor en la siguiente muestra gráfica.


Dificultad en invierno: Media-alta. ( ¡ Mucho cuidado con las simas ocultas ! )

Distancia total: 10 kilómetros.

Desnivel de ascenso acumulado: 1033 metros.

Tiempo empleado con descansos: Siete horas y 18 minutos.



Itinerario GPS por Villalfeide

Itinerario GPS ascensión Polvoreda
Perfil ruta y otros datos
Mapa croquis de la ascensión
Perfil y horarios

El móvil-GPS de mi amigo Rubén de León graba los datos arriba publicados de la ascensión.
Gracias a él me permite aquí mostraros datos más exactos del recorrido.


El domingo madrugamos para realizar la actividad.
Los cielos aparecen despejados dentro de la ciudad de León.
El amanecer tiñe de rojo las contadas nubes que pasan a gran velocidad...

Ya estamos de camino por la carretera del Torio hacia Villalfeide.
Hay nieve continuada casi a los pocos kilómetros de salir de León.
El Pico Polvoreda se observa bien desde la capital.
No obstante se trata del pico de dos mil metros más cercano a la ciudad de León.

Es impactante observar todo el campo nevado en nuestro trayecto de aproximación con el coche.
Para mí es la primera vez que observo una nevada en León de semejantes proporciones. 
 
La temperatura exterior que nos marca el coche es de -11ºC. Aunque hay momentos en los que observaremos -13ºC...

El desvío por carretera desde Matallana del Torio al pueblo de Villalfeide se encuentra complicado por la capa de nieve/hielo en el firme.

Muy poco a poco y con mucha precaución hemos salvado el complicado tramo que nos conduce a Villalfeide.

Las casas del pueblo están espectaculares.
Desde luego ha sido una nevadona histórica.

Aparcamos en la plaza principal. Allí la quitanieves parece haber dejado suficiente espacio como para dejar nuestros vehículos sin obstaculizar. Mas hacia adelante por carretera...se encuentra cortado. 
 
Mas de metro y medio de espesor. Es lo que refleja la medida que tiene nuestro amigo Juan Carlos y el talud de detrás.

Calle principal del pueblo de Villalfeide
 

Varias vacas se encuentran en mitad de la carretera que une Villalfeide con Correcillas.
Aprovechan a chupar la sal que ha extendido la quitanieves para ayudar a deshelar.

Aquí nos desviamos de la calle principal para acceder a una pista que sale del pueblo hacia un valle superior.

Las nubes de ventisca son hoy constantes en las cumbres.
En la margen derecha de esta foto se observa el Pico Polvoreda.

La pista nos pasa por esta construcción donde toma el agua el pueblo de Villalfeide para abastecimiento de las casas.

Rubén de León posa al lado de donde sale el sobrante de la cabaña colector.
 
Detalle de decenas de chupiteles de hielo

Juan Carlos avanza en primer lugar en este primer tramo de la ruta.
Aquí el arroyo del valle comparte camino durante unos metros con nosotros.

El grupo se ha dispuesto en fila india.
Es más cómodo para avanzar aprovechar las huellas que nos va dejando el primero.

Pequeño huerto de frutales.

Atrás ha quedado la chopera y por aquí ya predomina los ejemplares de roble.
 
Ahora Juan Carlos ha dejado el turno de abrir huella a otro.
- ¡Así, así !. Bien planteado para regular nuestras fuerzas. -
 
Nos asustan un poco las nubes de ventisca que el fortísimo viento del norte levanta en la cumbre del Polvoreda.
Desde abajo y por comentarios de paisanos del pueblo no ven garantías de que podamos hoy hacer cumbre en el pico.

La pista sigue por la linde inferior del joven bosque de robles.
 
Otras cumbres inferiores se yerguen a lo largo del cordal oeste del Polvoreda.
Quiero buscar su nombre en el mapa del IGN...pero no encuentro nada.

Aquí todavía estamos bajo la sombra proyectada del Castro Pequeñín ( 1298 metros ).
 
A destacar la extensión de roble que cubre buena parte de la falda sur del Polvoreda.
 
Aquí ya hemos abandonado la pista que se dirige hacia el Castro Grande para coger otro camino en una curva cerrada a la izquierda que nos conduce por el Reguerón.

Desde la distancia retrato a una familia de corzos semi ocultos bajo unos espinos.
 
Aquí se termina el camino por el bosque.

Ahora seguiremos las indicaciones de nuestro amigo Eduardo para avanzar por esta ancha canal. 
Rubén me saca esta foto a la salida del bosque.

Aquí ya no es visible la cumbre del Polvoreda.
El pico principal queda oculto tras la rocosa barrera de nuestra margen derecha.


Estos son, posiblemente, la familia de corzos que hemos visto minutos antes.
Atentos a la margen superior izquierda de la foto en la que se observan desprendimientos...

Disfruto contemplando y retratando a nuestros amigos cérvidos.
Es una gozada observar estas bellezas en su medio.


 

Vamos ganando altura poco a poco por la canal.
Alguno de nuestros amigos ya nota las consecuencias del sobre esfuerzo de tener que abrir huella por la nieve...

En el contrafuerte rocoso de nuestra derecha son observables recientes aludes.
Los que veo son, de momento, de escasa consideración.

Tenemos que hacer varias paradas para reagruparnos.
 
El trayecto por esta balconada es evidente...no así la pala correcta por la que nos podamos elevar hasta las Enrasadas.
Para ello preguntamos a Eduardo que bien sabe de esto.

Es fatigoso andar con raquetas en nieve polvo.
Con esquís no tanto...pero más adelante, es una pala muy inclinada, me tendré que quitar por un momento los esquís.
Me hundiré hasta casi la cintura.
Es el momento para que mis amigos recuperen la distancia perdida...

Detalle del contrafuerte rocoso de nuestra derecha.

Vistas desde la balconada hacia el norte.
Desde aquí no se observa ninguna pala con garantías que ascienda hacia la derecha.
El lugar correcto es donde me encuentro ahora.

La familia de rebecos que asoman próximos a las Enrasadas da pie a que su posición sea el lugar de paso para continuar hacia el Polvoreda.

Durante la espera que hago a mis amigos aprovecho a captar con el zoom a estos habitantes de las cumbres.

Esta es la orientación de la pala por la que subiremos hasta las Enrasadas.

Espero unos minutos a mis amigos.
Van a un ritmo lento ya que esperan a Rubén de Valladolid que es quien más castigado se encuentra.

Los rebecos observan atentos nuestra lenta progresión.


El lugar donde se encuentran es bien observable los fuertes vientos que allí azota.
Las nubes de nieve polvo que se levantan así lo atestiguan.

Vistas hacia el Oeste a pocos metros de coger la pala inclinada que nos separa de las Enrasadas.
 
Este es el trayecto dibujado.
Lo haré con los esquís calzados la mayor parte...excepto los últimos metros de mayor desnivel.

Detalle de un pequeño alud de nieve.
 
Rubén me saca esta foto en cuando se aproxima a mi posición.

Vistas desde la pala hacia el Oeste donde se observa el avance de nuestros amigos.
A ellos casi ha enlazado un nutrido grupo de montañeros que avanzan también con raquetas aprovechando nuestras huellas.
Ninguno de este segundo grupo alcanzará hoy la cumbre.
A lo lejos, en esta misma foto,  se observa la profunda hendidura de las Hoces de Vegacervera...
 
Rubén de León. En concreto originario de Ribera de Grajal.

Eduardo, Juan Carlos y Rubén ya se han colocado por delante.
Didi, que avanza más lento esperando a su cuñado, ya ha llegado también a mi posición.
Tras descalzarme los esquís treinta metros ha sido muy fatigosa el abrir profunda huella.
Ahora, de nuevo, me vuelvo a colocar los esquís de travesía.

Tras las Enrasadas nos espera un largo trayecto por la vertiente sur del pico hasta colocarnos en la vertical de la cima del Polvoreda.

Aquí ya sufrimos el castigo del viento.

El segundo grupo de montañeros avanzan por las Enrasadas...continuarán unos metros hasta darse todos la vuelta en la vertical del collado inferior ( 1765 metros ).
De la misma forma actuarán mi amigo Didi y su cuñado Rubén.
Este primero no por falta de fuerzas sino para no dejar solo al componente de su familia política.
Su responsable acto le honra.

Aquí me despegaré un tramo de las huellas dejadas por mis amigos que avanzan en cabeza.
Veo la posibilidad, evitando perder altura, continuar hacia el collado que se observa próximo ( 1765 m ). Pienso en dejar los esquís al resguardo del viento en las cercanías del collado. Calzar crampones y continuar por la cresta hasta el pico.
 
Pero mi iniciativa se ve frustrada unos metros al salir de la huella.
En el punto marcado con el círculo rojo caigo hasta la altura del pecho en una profunda rimaya.
De no haber calzado los esquís en ese momento hubiese caído, al menos, metro y medio más.
Me cuesta largos minutos salir de la grieta...
 
Pienso que no es buena idea continuar a mi cuenta y riesgo.
Decido dejar los esquís poco más adelante, volver a la huella dejada por mis amigos y continuar con crampones el trayecto que nos resta hacia la cumbre.
Pienso que tal vez más adelante y debido a los fuertes vientos, se encuentre todo venteado, aflorando el hielo y la roca, y necesite prepararme con los pinchos.
Creo que esta es buena zona para dejar clavados los esquís sin posibilidad de que vuelen...
 
 
Saco foto hacia el Polvoreda. Desde aquí tampoco sale la cumbre...sí una de sus antecimas por el oeste.
En primer plano se observa el desnivel que debemos perder para sortear el hombro.

El fuerte viento cubre en minutos con nieve polvo las huellas dejadas por mis amigos.
Se me hace larga la travesía en diagonal hasta la vertical del collado superior ( 1896 metros ).
No saco fotos en este tramo.
Sí cuando capto la visual de mis amigos que avanzan ya próximos al collado.
Recorto distancia con ellos en este último tramo a la cumbre pero no la suficiente como para unirme al grupo antes de que coronen cima.

En el collado veo a un solitario montañero que acaba de calzarse los esquís para descender del pico.
Es cierto que esta última pala estaba en condiciones óptimas para haberla hecho con los esquís puestos...
Por el contrario, los 50 últimos metros hasta la cumbre aconseja del uso de crampones...
Es terreno mixto de hielo, nieve y roca...
Los vientos huracanados no desestabilizan sobremanera y durante las rachas más intensas nos obliga a detenernos y concentrar fuerzas en equilibrar nuestra posición erguida.


Esta es una de las imágenes que capto desde la cumbre pero sin enfocar...
La ventisca aquí es extremadamente intensa.

Arriba coincido con Eduardo que se intenta proteger del viento posicionándose detrás del vértice geodésico.
Juan Carlos y Rubén no se han detenido apenas arriba y me cruzo con ellos muy cerca de la cumbre.
A Eduardo los vientos le han arrancado de la cabeza el gorro de lana que portaba.
 

Buzón de cumbres del pico Polvoreda


Este es un autoretrato o medio retrato que me hago en la cumbre mientras espero a que Eduardo se prepare para iniciar juntos el descenso.

Vistas desde la cima del Polvoreda

Eduardo a pocos metros de haber iniciado la bajada.

Saco a mi amigo Edu en el collado superior con vistas a la antecima oeste del Polvoreda ( 1919 metros ).

Visto lo visto no hubiese sido buena idea realizar la arista completa desde el collado inferior...

Bajo la pala de la vertical del collado superior hasta la posición de mis amigos Juan Carlos, Rubén y Eduardo. Al fondo se adivina el pueblo del que partimos.
 
Rubén me saca esta foto descendiendo del Pico Polvoreda

Ahora nos toca una travesía hacia el oeste por la vertiente sur hasta llegar donde dejé clavado los esquís.

Juan Carlos, Rubén y yo continuamos por las huellas dejadas en la ascensión.
Eduardo se desviará de nosotros y opta por otra vía para descender.

En esta foto a la derecha se observa el collado inferior ( 1765 metros ) y la posición donde dejé los esquís y donde en breves minutos comeremos bien a gusto nuestro bocadillo.


Juan Carlos con vistas al valle del arroyo Correcillas

Rubén saca esta foto a mi amigo Juan Carlos mientras degusta su bocadillo disfrutando de bellas vistas.

Atrás ha quedado Eduardo...quien llegará hasta nuestra vertical y sin detenerse a comer seguirá perdiendo metros por su vía particular de descenso por las Escobosas y los Barriales.



Tras la comida acompaño buena parte del descenso a mis amigos Rubén y Juan Carlos.
Ya con los esquís puestos apena supone esfuerzo deslizarse por las laderas.

Vistas hacia la última pala esquiada.
 
Juan Carlos llegando al bosque de robles.
 
Rubén al comienzo de la pista que atraviesa el bosque siguiendo el arroyo el Reguerón.

Retrato que nos hace Rubén a Juan Carlos y a mí con vistas a la canal descendida.
 
Por el bosque me distancio de mis amigos.
Esta es la curva cerrada que hace la pista que nos conduce al Reguerón.
Donde me posiciono continua otra pista en dirección al Castro Grande.
Para los que se animen a repetir experiencia es este un punto clave de la ruta.

La suave pendiente del camino me hace muy llevadero el descenso con los esquís.
Me detengo media docena de veces para dejar inmortalizado el paisaje nevado.

Llegamos a las calles de Villalfeide.
Las palas y las quitanieves han seguido con su trabajo y han limpiado poco más el pueblo.

Esta es la pista por la que salimos del pueblo y la misma que nos ha conducido hasta él.
 
Ahora nos toca buscar la casa de la tía de nuestro amigo Eduardo donde nos espera un café caliente acompañado de dulces.
- ¡Huuuum!-

Vistas hacia la iglesia de Villalfeide

Otra vista de las casas del pueblo cargadas de nieve.

Aprovechamos este trayecto para coger buen agua de manantial de montaña y llevarnos en garrafón de cristal unos cuantos litros y pasar la semana.

Vistas hacia el Pico Polvoreda

Última vista del estupendo atardecer que tenemos hacia el protagonista de hoy.
Acabamos de salir de pasar un buen rato en la casa de los familiares de Eduardo.
- ¡ Que gente más agradable !-
 
 Volveremos por estos lares...que nos habéis tratado muy bien.

6 comentarios:

  1. Nos describes una ascensión más que "polar". En general, las condiciones parecen extremas sobre todo la parte más elevada, con vientos, como dices, huracanados. Aguantando unas temperaturas... que con el fuerte viento la sensación térmica se acrecienta considerablemente a la baja. Si es que yo lo estoy notando leyendo tu crónica. Me acabo de colocar un gorro en la cabeza delante del ordenador. Mira que quedarse Edu sin gorro allí en la cumbre de Polvoreda... Terrible!.

    Con tanto volumen de nieve, los paisajes son encantadores. La montaña Polvoreda aunque no sobrada en altitud parece grandiosa. Una gozada haberlo podido disfrutar, aunque ese disfrute conlleva mucho sacrificio. Vale la pena?. La mayoría de la gente diría que no. Pero a los buenos montañeros como sois vosotros, pocos inconvenientes os echan para atrás. Más bien parece que os espolean.

    Saludos a todos los entusiastas de este grupo y a seguir disfrutando del invierno, que aún le queda.

    Un abrazo,
    Javi

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    1. Gracias por el comentario Javi.
      Eduardo es un chico fuerte. Es joven y tiene muchas calorías. A lo del gorro no le dio mucha importancia...igual con esos vientos tan fuertes lo volvieron a llevar "volando" hasta su pueblo.

      Para nosotros sin duda vale la pena estas actividades. El hecho de encontrar dificultades por el camino hace de la montaña aun más atractiva y deseable. También, para nosotros, suponía un reto.

      Algunos de los amigos que se dieron la vuelta se quedaron con ganas.
      Ya tendrán más oportunidades.

      Desde luego que con tanta nieve esto es otra dimensión.
      Ahora parece que han llegado anticipadamente los calores.
      El deshielo es brutal.
      Aunque con tanta nieve costará unas cuantas semanas que desaparezca toda.
      Mejor para los esquiadores como tú que ya estáis, por lo que veo, de nuevo en batalla.

      Un abrazo:

      Kike

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  2. ¡Meritoria y bella ascensión la que nos has relatado, Kike!
    Si es que la montaña engancha de tal manera que el hombre ha buscado medios y útiles de los que servirse, para hacer disfrute de lo que parece inalcanzable.
    ¿Cómo pudísteis llegar a la cumbre? ¡Parece imposible la hazaña! Nuestra sincera enhorabuena al grupo.
    Los paisajes son fascinantes, desde la primera imagen del nevadísimo Villalfeide, pasando por los inmaculados valles, blancos bosquetes y colladas hasta esa magnífica cumbre de recibimiento hostil.
    Aún pudiste retratar los habitantes del monte, bien provistos de su invernal pelaje; no así ninguno alado que, seguramente, ni siquiera se dejase ver.
    Una jornada memorable y para el recuerdo que 'Ojolince y Sra.', menos temerarios, renunciamos a disfrutar pero... en parte, hoy lo hemos hecho leyendo y recreándonos con tus imágenes, que nos transportan al lugar, y ¡de qué manera!
    Seguro que Edu, si se lo pedimos, pronto nos organizará otra a este emblemático y muy querido por él, pico Polvoreda.
    Un abrazo de 'Ojolince y Sra.'

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    1. Muchas gracias por el comentario Juan Miguel.
      Lo de no encontrar aves por el camino...con esos vientos es muy posible que las desplazaran unos cuantos kilómetros más al sur.
      Es una pena que no nos dejaran las condiciones disfrutar más de la cumbre.
      Pero es lo que tiene.
      Sin duda ese día fuimos muy conscientes de las fuerzas que pueden surgir de la madre naturaleza y que nos puso a prueba en las laderas del Polvoreda.
      Recuerdo imborrable que nos ha dejado a todos.
      A Eduardo, propuestas de ascensión a su pico, no hay que repetírselo dos veces.
      Creo que siempre estará dispuesto.
      Un abrazo:

      Kike

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  3. Preciosa ruta, estupendas las explicaciones y las fotos. Mucha envidia. Saludos

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  4. Muchas gracias por tu visita y comentario Estorbín. Eso de la envidia es fácilmente remediable. Las montañas de León están bien cerca y todo es cuestión de sacar tiempo y ganas para poder visitarlas. Este blog está dedicado a difundir las maravillosas montañas. Y los montes como no se mueven, lo único se visten de distintos colores según la época del año, a ellos podemos acudir en cuanto nos plazca y el tiempo acompañe. Un saludo. Kike

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