Imagen superior: Autofoto en la cumbre de la Peña la Rapaona. |
Ruta realizada el 14 de Marzo del 2015
Integrantes: Juan Carlos, Didi, Rubén de Ribera, Rubén de Valladolid, Guilar y Kike
Para hoy las previsiones meteorológicas no son nada halagüeñas... aunque anuncian cielos despejados a primera hora de la mañana poco a poco las nubes que se aproximan desde el norte cubrirán por completo la divisoria de la cordillera cantábrica con Asturias y puede que suelten débiles precipitaciones heladas a última hora.
Hace días que unos cuantos amigos acordamos salir por el monte este fin de semana con raquetas y esquís de travesía.
Dadas las nada favorables previsiones cambio a última hora la planeada ruta próxima al Peña Ten que habíamos hablado por otra no tan exigente.
Las montañas del Alto Porma ofrecen muchas posibilidades y bien atractivas.
A la montaña La Rapaina ( 2019 metros ) la había echado el ojo hace tiempo...
Cuando el año pasado realicé el Camino de Wamba situado en la vertiente oeste de este pico me llamó la atención los suaves relieves de toda la ladera que mira a poniente y de las excelentes condiciones que podría presentar para un futuro descenso con esquís de travesía.
La alternativa que nos habíamos propuesto para hoy era realizar ese descenso para comunicar de nuevo con el Valle de Pinzón tras haber ascendido todos los picos situados entre los collados la Molía ( 1821 metros ) y el Collado de las Agujas ( 1841 metros ) entre los que se encuentran la Rapaona ( 1957 m ), Peños del Vielosu ( 1973 m ) y la Rapaina ( 2019 m ).
A todos estos montes, tenía y tengo, unas ganas enormes por conocerlos.
Las vistas hacia el Parque Natural de Redes en Asturias tienen que ser espectaculares...
Pena de que hoy y debido a la espesa niebla no se pudiera cumplir este deseo.
No tengo duda de que volveremos con buen tiempo a reconocer todo este cordal para poder llevarnos a casa amplia muestra gráfica y de esta madera poder compartir en el blog estas experiencias tan estimulantes.
Hasta el momento aprovecho a ultimaros con esta publicación la actividad que a continuación os describo.
Las siguientes imágenes son cortesía de Rubén y son parte de los datos de ruta que plasmo en el GPS de su móvil.
Para mayor detalle os muestro el siguiente mapa del IGN:
Mapa de ruta lineal con la ascensión/descenso a la Peña Rapaona por el Valle de Pinzón |
En esta curva del asfalto desde la que se puede observar próxima una pequeña cabaña con paneles solares y una parabólica dejaremos nuestro vehículo para comenzar nuestra ruta a pie por el ancho valle de Pinzón que comienza en este mismo punto y que se prolonga hacia el oeste.
Tras andar unos 20 metros podemos localizar las señas del PR-LE27 que circunvala la Peña San Justo por este mismo Valle de Pinzón y el Valle del río Isoba con la Hoz de Entrevados situado este último al sur de nuestra posición.
La primera parte de este recorrido consiste en seguir las señales del PR por el atractivo valle de Pinzón en el que ganaremos muy poco a poco desnivel desde los 1300 metros de desnivel en el punto de partida hasta los 1525 metros en el Collado Pinzón pasando primero por unas explanadas de idílicas praderas alpinas y posteriormente por un extraordinario y extenso hayedo.
Tras alcanzar la altura del Collado Pinzón abandonaremos las marcas del PR-LE27 para salirnos del camino y dirigirnos primero hacia el noroeste y después corregir rumbo al norte una vez hayamos alcanzado la estrecha vaguada del arroyo Las Hazas y que nos dirigirá a la plataforma donde se asienta la Laguna Negra ( 1740 metros ).
Desde allí seguimos ganando altura hacia el norte para alcanzar el collado La Molía ( 1821 metros ).
En ese punto que hace divisoria con la comunidad asturiana y con el límite meridional del Parque Natural de Redes viraremos hacia el oeste para progresar metros y toparnos con la cumbre de La Rapaona ( 1957 m ) siempre conscientes de la impresionante pared norte que se adivina a nuestra mano derecha mientras andamos por la cresta, con muy escasa visibilidad por la niebla y con la ayuda de dos GPS que portaban nuestros amigos Didi y Rubén.
Dada la inestabilidad atmosférica, el desconocimiento del lugar y los tramos de nieve muy dura en la que son imprescindibles los crampones, desistimos de continuar por la línea de cumbres y regresar por nuestras huellas hasta el coche.
Aun y todo y debido a la espesa niebla debemos corregir un par de veces nuestro rumbo tras la consulta a los GPS.
Durante la segunda mitad del descenso nos acompañará una débil pero constante nevada.
Desnivel acumulado de ascenso: Unos 700 metros.
Distancia: Unos 12 kilómetros.
Ruta lineal.
Dificultad: Fácil sin nieve y cielos despejados. Media con nieve y hielo...y desaconsejable con niebla.
Tiempo: Unas cinco horas
Aprovecho a sacar fotos en el acercamiento en coche.
La estampa del monte Susarón presidiendo el valle del Porma nos recibe con su atractiva silueta durante el trayecto rodado hacia las localidades de Puebla de Lillo y Cofiñal.
Se observa mayor cantidad de nieve cuanto más nos adentramos hacia el norte.
Es todo un manto continuo pasando la localidad de Cofiñal y enfilando el Puerto de las Señales.
Atrás ha quedado el acceso al valle del Pinar de Lillo y también la senda que nos conduce a las atractivas cascadas de los Forfogones.
Aparcamos los coches al borde de la carretera cerca de la curva más cerrada del puerto.
Allí nos calzamos raquetas y esquís y nos disponemos para la ruta.
Este es el Valle de Pinzón por el que ascenderemos.Vista tomada desde el asfalto y desde la que se puede observar ya en el centro de la imagen una semi oculta estaca con las marcas del PR-LE27 y que seguiremos en gran parte.
Esta es otra de las referencias para coger correctamente el inicio de la ruta.
Se observa perfectamente desde la carretera.
Vista más amplia hacia el Valle del Pinar de Lillo para el que hay que solicitar un permiso especial en la Junta si es nuestro deseo visitar este bosque de acceso restringido.
Todos mis amigos portan raquetas menos yo que calzo los esquís de travesía.
Hoy la nieve se encuentra bastante dura y apenas nos marca huella en su superficie.
Una fina capa de nieve polvo reciente cubre a la nieve vieja.
Uno de los detalles que mas nos puede llamar la atención en este valle es el chozo restaurado que podemos observar a nuestra derecha.
Con el zoom capto una imagen ampliada de esta preciosa cabaña |
En las dos laderas que dan forma al valle de Pinzón crece un extenso hayedo.
En la imagen se observa la masa forestal que crece en la ladera que dejaremos a nuestra derecha y que es base de los picos Las Cuerdas ( 1814 metros ), los Abedulosos ( 1844 m ), pico el Páramo ( 1901 m ) y Pico La Rialcada ( 1891 m ).
En los márgenes del arroyo Pinzón se puede observar el espesor de nieve que ha ido acumulando este valle durante el invierno.
En esta otra estampa observamos el hayedo que cubre la ladera norte de la Peña San Justo.
En la ascensión que realicé a este mismo pico podéis observar con tiempo despejado las vistas que se disfrutan desde las alturas.
También llama la atención las franjas verticales sin arbolado...
Esto puede ser debido a los frecuentes aludes que se precipitarán por aquí de las escarpadas laderas de la Peña San Justo ( 1955 m ).
En esta imagen vemos otra de las estacas que marcan el camino del PR hoy oculto por la nieve. |
El trayecto por este valle glaciar es muy evidente y cómodo. La orientación es seguir remontando las aguas del arroyo principal.
Arroyo del Valle de Pinzón |
En esta otra foto se distinguen, salpicando el hayedo, numerosos ejemplares de acebo -Ilex aquifolium- con su siempre verde hoja y que desde la distancia ofrecen una tonalidad más oscura que el de las ahora desnudas hayas.
También es fácil distinguir entre las peñas a los ágiles rebecos.
Detalle de la cara norte de la Peña San Justo. |
En fila india seguimos tranquilamente nuestra progresión por el valle.
Rebeco -Rupricapra rupricapra- |
Algunos de nosotros salimos sin agua desde el coche y buscamos cualquier manantial que esté despejado para recargar nuestras cantimploras.
Una idea es bajar al arroyo principal...pero tras observar el enorme talud de nieve pensamos que es poco seguro el descenso ya que existen muchas garantías de acabar aterrizando en mitad del arroyo Pinzón.
Este otro arroyo de la imagen que nace aledaño a la ruta a los pies de un haya nos brinda la ocasión buscada.
El arroyo ha derretido toda la nieve por encima de él y ha abierto una enorme grieta en el manto blanco.
En esta foto destaca el considerable espesor de nieve acumulado. -Foto cortesía de Rubén-
Rubén de Valladolid es la segunda vez que se anima de ruta con nosotros.
Esta nieve dura es menos cansada para las raquetas que la que encontró en la ascensión al pico Polvoreda.
Hoy no tendrá problema para seguir el ritmo marcado por el grupo.
Juan Carlos, Didi y Rubén de Ribera se aproximan al hayedo.
Hace rato que no observamos señales del PR...
Lo más probable es que estén todas sumergidas bajo el manto blanco.
No nos importa.
Este PR lo he realizado en varias ocasiones y espero no tener problemas de orientación.
No pasará lo mismo con la segunda mitad de la ruta a partir del collado Pinzón en la que la novedad será igual para todos. Esto unido a la niebla nos obligará a dar buena cuenta de los GPS que llevan hoy dos de nuestros amigos.
La pista del PR nos sumerge en el hayedo para no volver a salir hasta que hayamos ganado la altura del collado.
Juan Carlos y Guilar |
Didi y Rubén de Ribera |
Otro arroyo nace en las proximidades y atraviesa esta manera nuestro camino al collado.
Se nos hará entretenido el trayecto por el bosque.
En algunos puntos la continuidad de la pista no es tan evidente y debemos agruparnos todos para terminar optando por el trazado que nos aporta la experiencia.
Cruzando el puente natural de nieve que salva otro modesto curso de agua.
Para seguir progresando damos pequeños rodeos con el fin de conectar de nuevo con la pista nevada y evitar el incómodo trasiego entre los árboles vencidos.
Rubén de Valladolid |
Aquí andamos unos cuantos metros por el límite inferior del bosque antes de adentrarnos de nuevo entre las hayas y afrontar el ascenso final al collado Pinzón.
A la derecha uno de los ejemplares de acebo ramoneados en su base. |
La pista zigzaguea en este tramo de mayor pendiente.
Aquí hay que tener mucho cuidado de no tomar la directa hacia el collado por el bosque.
Ya lo hice una vez en otra ruta resultando muy incómodo el avance con los esquís y con el largo piolet en la mochila que iba atrapando todas las ramas...
La pista al final hace un viraje hacia el sureste.
Cuando la capa de nieve deja todos los trazados ocultos como hoy es habitual que esta última rampa se nos despiste.
Alcanzado el collado Pinzón ( 1525 metros ).
Vamos a ciegas ya que a esta altura nos sumergimos en la espesa niebla.
Tengo dudas de seguir con el plan...
A los pies de la vaguada del arroyo Hazas que desciende de la Laguna Negra decidimos parar a comer un poco y consultar el mapa.
De no ser porque mis amigos sacaran sus GPS en los que se marcaba la laguna no hubiéramos seguido el trayecto hacia el pico.
Lo habríamos dejado aquí y quizás, la vuelta, hubiésemos regresado por el archiconocido Valle del río Isoba.
Esta disimulada vaguada por la que se adivinan huellas es la dirección que seguiremos para alcanzar la laguna.
Seguimos por la vaguada hasta que esta se difumina en una amplia terraza en donde se debería ubicar la Laguna Negra.
Mis amigos aquí es muy probable que anden pisando por encima del humedal de montaña.La capa helada, la nieve y la niebla hace imperceptible el contorno de donde se asienta la escondida laguna.
De no ser por estas marcas en el GPS de Rubén en el que vamos viendo en tiempo real el terreno que vamos pisando...no nos enteraríamos de que abajo de nosotros puede estar aletargado el tritón alpino.
En otra imagen cortesía de mi amigo Rubén podemos ver el momento de nuestra llegada al collado la Molía ( 1821 metros ).
Próximo a él dejo mis esquís de travesía para calzarme los crampones.
Por los GPS tenemos clara la dirección a la Rapaona.
La cuestión es no perder altura...y tener mucho cuidado con no desplazarnos más hacia el norte.
La cara norte de la Rapaona según las curvas de nivel que presenta el mapa son de consideración.
En la imagen y con círculo rojo señalo la ubicación de nuestro amigo Juan Carlos que se acaba de adelantar unos 30 metros desde el collado hacia el pico.
A partir de este punto no saco más fotos.
El viento frío y la niebla me desalientan en la toma de muestras gráficas.
Desde el collado seguimos ganando altura hacia el Oeste siguiendo el cordal.
En algunos instantes distinguimos la pared oscura de la vertiente noreste de nuestro pico...
Hoy no hay problemas de grandes viseras en los que se nos pueda desviar del trazado del cordal y pisar en falso sobre la misma.
Las casi dos semanas de tiempo primaveral que nos han precedido a esta actividad ha hecho que se derrumbaran estas formaciones de nieve tan habituales durante el invierno.
También la nieve hoy se encuentra dura y es un firme óptimo para el avance con mis crampones.
Mis amigos con sus raquetas, aunque tienen pinchos metálicos en su base, no son seguras en cuanto la pendiente se acrecienta muy cerca de alcanzar la cota de la Rapaona.
Por mi parte voy reconociendo el terreno en primera posición.
Al pie de una rampa helada aconsejo a mis amigos que detengan su avance si no quieren pasarlo mal en cuando les toque descender.
Todos ellos asimilan correctamente tener que renunciar a la cumbre en pro de su seguridad.
Oigo comentar a Juan Carlos proponer al resto iniciar el descenso mientras yo continuo hacia el pico.
Inmediatamente le hago desistir de su idea.
Por mi parte necesito de ellos para poder orientarme en esta zona de escondidos relieves bajo el monocorde blanco de la niebla y nieve.
Apenas son 100 metros de distancia hasta el buzón de cumbres.
Este último no es perceptible hasta que te encaramas al montón de grandes bloques en la cima de la Rapaona.
Estos negros bloques de la cumbre son la referencia que tomo en mi aproximación cuando estoy en la rampa helada a 50 metros de su cúspide.
Bloques cimeros en la Peña La Rapaona.
Según el mapa el trayecto que nos separaría hasta la Rapaina ( 2019 m ) parece de sencillo tránsito...
Pero hasta aquí he llegado sólo.
A unos 100 metros me esperan mis amigos y más abajo, en el collado, están mis esquís.
Hoy no hay otra opción.
Detalle del buzón de cumbres de la Rapaona |
Todo bien... hasta que pierdo de vista en la vertical la referencia de los negros bloques de la cima.
Por suerte oigo próximas las voces de mis amigos.
Hacia ellas me dirijo.
No se distingue nada.
Me desoriento un poco en el momento que no escucha las voces amigas.
Doy varias voces para así obtener respuesta de ellos y corregir el rumbo.
Me había desviado unos metros hacia el sureste...
Es un alivio cuando distingo las sombras de mis amigos entre la niebla.
Reunido de nuevo el grupo continuamos juntos el descenso hacia el collado.
La visibilidad en ciertos tramos es nula.
Juan Carlos es el más animado en el descenso y parece estar muy seguro de cada paso tomando la iniciativa al presidir la marcha.
Le seguimos todos confiados de que él está siguiendo las huellas de nuestro ascenso.
Al poco Rubén o Didi tras la consulta en su GPS nos advierten que nos estamos desviando y confundiendo de loma.
Retrocedemos 200 metros para llegar al trazado que marcamos en el GPS durante el ascenso.
Todos nos quedamos más tranquilos cuando alcanzamos la posición del collado La Molía ( 1821 metros ) y cuando nos alejamos de la hoy oculta pared norte de la Rapaona.
Es aquí donde dejé mis esquís.
Me quito los crampones para poder calzarme de nuevo las tablas.
Rubén de Valladolid |
Rubén de Ribera. |
Kike durante el descenso desde el collado. -Foto cortesía de Rubén- |
Aquí podemos distinguir a cierta distancia al grupo de amigos.
Próximos al Pico el Pinzón ( 1618 m ) nos hacemos esta foto grupal con el móvil de Rubén.
- ¡Patataaaa!-
Vistas hacia el Valle de Pinzón.
Podríamos acortar distancia si nos aventuramos aquí a perder desnivel.
Pero este es terreno desconocido y hoy ya hemos tenido suficiente aventura.
Seguiremos hacia el collado Pinzón para coger de nuevo el PR.
Líquenes |
Ya en el hayedo del Valle Pinzón hacemos otra breve parada en la que aprovechamos a comer nuestros bocadillos.
Por unos minutos doy descanso a mis esquís.
Como podemos apreciar también la visibilidad ha ido decreciendo en la parte baja del valle.
No hay pérdida ni peligro en el descenso por el Valle de Pinzón.
Únicamente tengo en cuenta la posición de las enormes grietas abiertas por los arroyos en la superficie nevada.
Alcanzamos el asfalto donde aparcamos el coche.
Aquí la máquina quitanieves ha echado sal y la nieve reciente no cuaja sobre el firme.
No nos iremos del lugar sin visitar dos de las tres cascadas de los Forfogones. Aquí bajamos por la senda que sale indicada desde la carretera hacia la primera de ellas.
Rubén me saca esta foto hacia e espectacular salto. |
Rubén quiere hacerse la foto en el abedul colgante sobre la poza.
Hay que darle gusto.
Como de costumbre y para captar mejor las dimensiones del salto, Rubén y yo nos acercamos al mismo.
Dejo mi cámara a Juan Carlos que apura zoom para capturar a los intrépidos montañeros.
Kike en la segunda cascada de los Forfogones |
Rubén de Valladolid posa en esta segunda e impresionante cascada.
Para parte del grupo es su primera visita a este enclave del Alto Porma y es como se puede apreciar de obligada exploración.
Para despedirnos de nuestros amigos de Valladolid decidimos tomar algo en uno de los bares de la Plaza el Negrillón en la localidad de Boñar.
Maragato de la Torre |
El árbol Negrillón que da nombre y fama a la plaza y a Boñar |
Afectado por la enfermedad de la grafiosis que acabó con buena parte de los olmos de la ibérica hoy es su monumental tronco seco el que se conserva en mitad de la plaza del pueblo.
Bajo su sombra se celebraban fiestas, reuniones...
También ha dado lugar a cantares.
Los de nuestra generación hemos conocido vivos muchos ejemplares centenarios de esta especie que se prodigaban a lo largo y ancho de la península.
Con el porte que debía mostrar antaño...formará parte del recuerdo y vivencias de muchos de los habitantes de este pueblo.
De la misma manera puedo hablar de otro ejemplar poco más joven que este que vigiló los juegos de mi infancia en las vacaciones estivales que disfrutábamos en un pueblo de Burgos.
Algunas fotos es el recuerdo que me queda...
De otros paisajes, otros bosques, fauna...espero que no desaparezcan tan radicalmente de mi vida.
Amo a todos con su particular belleza.
Muy buena entrada, Kike. Como siempre...
ResponderEliminarMe alegro que te guste Andrés.
EliminarDicen que para saber disfrutar y valorar el arco-iris hay primero que soportar la lluvia...
Otras fechas, otras montañas...o estas mismas...y será otra experiencia distinta a la par que intensa.
Un saludo:
Kike
Buena pinta tiene la ruta pero no os ha acompañado la climatología para mejor disfrute. Otra vez será.
ResponderEliminarAl menos os habéis dado un paseo en condiciones invernales que bien controlado también suele ser positivo y emocionante con la participación de un grupo numeroso y agrupado.
Fundamental la idea de llevar en el equipo la tecnología GPS. Este año ya lo he tenido que usar también yo en un par de ocasiones. Con niebla no sabe uno a dónde se puede ir a parar.
Muy llamativas esas cascadas de los Forfogones que ya nos has monstrado en otras ocasiones. Con este espectáculo habéis completado vuestra animada excursión.
Que se mantenga el ánimo en el grupo para sucesivas rutas.
Un abrazo,
Javi
Muchas gracias Javi por tu visita y comentario.
EliminarSiempre que las condiciones climatológicas no son propicias o no acudimos al monte o si lo hacemos, completamos una ruta que no suponga riesgo.
Este pico en concreto nos animamos al poder disponer de la orientación GPS... si no es el caso hubiéramos abortado unos cuantos metros más abajo.
Por otra parte nuestro ánimo se mantiene siempre al alza en cuanto a las ganas por acudir a las montañas.
A ver si nos vemos próximamente en alguna de ellas.
Un abrazo,
Kike
!!!Vaya pedazo de entrada que te has hecho¡¡¡, unas fotos estupendas y una ruta genial, que ganas entran de salir al monte. Un saludo
ResponderEliminarBueno Luis...en principio y si me das a elegir yo prefiero cualquier otra actividad con tiempo estable y despejado.
EliminarEsta ruta que hoy publico pudo ser interesante para quienes lo vivimos. Puso a prueba nuestra capacidad de orientación y conocimos otra cara de las montañas no tan agradable. Creo que también es bueno vivir días así... de este modo los días buenos se aprecian y valoran el doble !!. Un saludo.
Kike
Se podría calificar de intrépida y algo temeraria la aventura vivida por el grupo de montaña Kike Ureta reunido para la ocasión. Eso, si dejamos el calificativo sólo en base a las fotografías tomadas que hacen pensar que en una buena parte de la ruta os movíais a ciegas por laderas, collados e incluso sobre la superficie de la laguna tapada.
ResponderEliminarAhora bien, leyendo y asimilando la lectura, llegamos al convencimiento de que no era tanto el riesgo (quizá algo expuesta tu iniciativa en solitario) pues eres buen conocedor del terreno y tienes esas cualidades de orientación imprescindibles para moverse en este medio y condición; además os servíais, ante cualquier duda, de la necesaria corrección que aporta el GPS.
Muy bueno el resumen que nos ha mantenido 'en suspense' durante todo el recorrido hasta la llegada al coche con final feliz.
Un saludo de 'Ojolince y Sra.'
Muchas gracias por el comentario Juan Miguel.
EliminarDesde luego que las condiciones meteorológicas de esta ruta no son nada propicias ni animan a salir al monte.
Viéndolo, quizás, lo mejor hubiera sido quedarse en casa o elegir otro destino situado más al sur.
El tema es que mis amigos vallisoletanos ya habían alquilado sus raquetas y casi nos obligaba a hacer una ruta con nieve.
Por eso nos fuimos más hacia el norte de la cordillera.
Cambié mi propuesta inicial, algo más ambiciosa por los alrededores de la Peña Ten, y elegí este Valle de Pinzón que lo tengo bien conocido.
Aunque nunca lo había realizado con esta niebla.
Gracias a los GPS de los amigos, si no, hubiésemos dado la vuelta mucho antes.
Para la próxima actualización va segura una con sol.
Un abrazo:
Kike