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lunes, 21 de mayo de 2012

Transcantábrica en BTT 5ª Etapa: Cuérigo-La Uña

Collado Tronisco. Bajando hacia el pueblo de Maraña (León) con vistas al Macizo del Manpodre.

Mapa de la 5ª Etapa de la Transcantábrica Cuérigo-La Uña

A la entrada del magnífico hostal donde pasamos la noche.
Después de desayunar como unos campeones en el Hostal, tenemos una interesantísima conversación con su cocinera y dueña del local. Nos enseña el museo de la cocina mientras nos explica para que se usaba cada aparato: -“Las paredes en los antiguos hogares asturianos eran móviles, según crecía la familia o se juntaban varios en una determinada habitación se desplazaba la pared hacia un sitio u otro”.- “Los extractores de humo en la cocina aquí no los hubo nunca, ni los habrá. Lo bonito y agradable es que huela el hogar al aroma de la buena comida...”-“Antes en la típica familia asturiana existía mas comunicación, mayor respeto entre padres e hijos y se narraban cuentos e historias a los niños para explicarles los valores”.”Cuando los hijos querían opinar o entrar en las conversaciones de mayores debían pedir previamente permiso a los padres”. –“No existían las mesas en las casas asturianas sino unos bancos de madera que se usaban como sofás al cubrirlos de pieles y a la hora de comer se bajaba una tabla giratoria que hasta el momento de poner los platos permanecía vertical... (a estos bancos se le dan el nombre de escaño y de hay viene los usados por los políticos en el congreso ).-“Los dibujos de triángulos rojos que podéis ver alrededor de puertas y ventanas representan  la boca del lobo y servían para que los buenos espíritus de la casa no saldrían fuera, ya que nadie quiere meterse en la boca del lobo... ni los malos de fuera entrasen dentro”- “Solamente en el solsticio de verano se habrían todas las puertas y ventanas de las casas y se llenaba el hogar con las fragancias de diferentes hierbas aromáticas  para que siguiendo los buenos olores, entrasen,  los buenos espíritus”-etc, etc,etc.
Esta señora del hostal Cal Xabu  imparte charlas en los colegios para explicar y narrar a los niños las antiguas tradiciones de los asturianos.

Escaño en el Museo Hostal Calxabú.

Ahora nos espera un largo y duro puerto; Vegarada. Salvando cerca de 1000 metros de desnivel. Posiblemente uno de los mas duros de la cordillera.
Ya estamos avisados. Las “rampas-muro” al comenzar el puerto en las casas del último pueblo asturiano “Río Aller” son bestiales. Porcentajes que superan claramente el 25% de pendiente y que solamente gracias a la tracción que ejerce nuestras alforjas sobre la rueda trasera  nos hace  posible pedalear de pié, ejerciendo más fuerza y de este modo poder superar estas durísimas cuestas.
Pasamos un precioso desfiladero. Tras dejar atrás las casas del último pueblo, el asfalto se convierte en camino que asciende por el frondoso y precioso hayedo.
Al menos, en el primer esfuerzo del día, nos encontramos frescos de haber descansado y desayunado en condiciones. La temperatura es muy agradable por lo que todo ayuda a que consigamos subir el largo puerto con buen ánimo y fuerzas sobradas.
La presencia de turistas y paisanos de los caseríos en la última parte del puerto nos motiva para salvar los últimos kilómetros a muy buena velocidad, casi como de un “pique” entre Jorge y yo se tratase.
Nos animan todos al pasar pedalenado a su lado.
A medio camino del puerto de Vegarada.

Ya arriba y con algo de niebla echada nos hacen la foto correspondiente.
Reponemos fuerzas bajando al pueblo de Valdelugueros y almorzando algo en el. Visitamos el “famoso escudo nobiliario de cuatro apellidos”. También nos fijamos en los dos puentes romanos existentes, uno de ellos restaurado recientemente.
-“De aquí es Noelia Tascón”. - Comento a Jorge.
–“¡Bonito pueblo¡”-
Tomaremos el desvío a Villaverde de la Cuerna poco mas abajo para subir a este pueblo por el asfalto y con las maravillosas vistas de la cara norte de mi querido monte Bodon, y del que tanto he hablado en la Crónica de su ascensión  hace pocos meses.
Belleza, historia y leyendas se unen en esta
 majestuoso montaña.

Escudo nobiliario de Valdelugueros con cuatro apellidos.
Subiendo hacia Villaverde de la Cuerna con vistas a nuestra derecha del monte Bodón.
En Villaverde nos metemos por el camino que asciende al collado de Pando de Valporquero. Son otros 500 metros de desnivel desde el fondo del valle. Mas rampas duras ...(Hoy sumaríamos mas de 2000 de desnivel positivo acumulado).
Jorge tiene algún problema con su bici al salirse la cadena en la cuesta mas empinada.
Por mi parte es terreno conocido ya que anduve por la zona en éste último invierno.
Alcanzado el collado, la pista desciende por el amplio valle de Iyarga hasta Puebla de Lillo. El camino está en muy buenas condiciones por lo que disfrutamos mucho rodando por aquí rodeado por montañas  como el Susaron, Peña Ausente, La Cuerna y Alto Cudero... El bosque  se extiende dominando el paisaje a diferencia de comarcas como Babia, Macizo del Ubiña o Argüellos donde es el matorral o los pastizales son los que “visten” mayormente las faldas de las montañas.
Pasamos al lado de una explotación de Minas de Talco. Está en la ladera sur de lo que son las montañas del Pico Ausente y Requejines.
Hacia Puebla de Lillo por una magnífica pista con vistas al monte Susarón.
Grupo de cigüeñas buscando alimento en una pradera.
Foto: Poco después de pasar el pueblo de Cofiñal recorremos apenas un kilómetro de carretera para desviarnos por una pista a nuestra derecha que sube al collado Tronisco.
Enfrente se puede ver la Peña San Justo.

En Puebla de Lillo nos comemos un buen bocata para afrontar una tarde que se nos presenta exigente.
Un kilómetro después de pasar el pueblo de Cofiñal debemos coger un sendero local llamado “Ruta de Tronisco”. No está muy bien indicado por lo que nos dejamos aconsejar por un paisano de la zona; -“Tenéis dos opciones; Una es coger el camino que va por el bonito hayedo y que os lleva a los pastizales de la zona alta del valle. (Este es el que nos marca el Capitán Pedales en su libro y ya nos advierte de que debemos empujar la bicicleta un tramo) y el otro camino es algo mas soso sin apenas bosque pero que enlaza mas directo con el collado al que os dirigís”-


Nosotros estamos buscando las zonas bonitas así que nos aventuramos con el hayedo, los prados y el empuje de bici...


Foto: Desde el hayedo hasta la pista se ven las praderas que hemos tenido que cruzar para dirigirnos al collado Tronisco.

Por el camino del bosque aún se puede pedalear y disfrutamos. El problema está cuando el camino termina en los altos pastos y no se distingue ni senda, ni vereda pastoril ni nada de nada.
Nos lleva unos cuantos minutos de confusión, relectura de los mapas-guía, consulta de la brújula y altímetro, etc.
Releemos... “el escondido collado Tronisco”... y ¡¡tanto que está escondido¡¡. El collado que vemos está cubierto de matorral y tras investigar un poco no encontramos senda que se dirija  a él. Debemos tomar dirección este y vamos a seguir este rumbo no solo empujando las bicis sino alzándola para poder salvar el paso por los matojos.
Numerosos saltamontes e insectos pueblan el prado a esta hora del atardecer. Sorprendemos en plena acción de caza a un bonito zorro unos 30 metros por delante nuestro. Posiblemente buscando y capturando insectos o pequeños roedores. Me da tiempo a sacar la cámara de fotos y apuntar hacia el, pero no consigo enfocarlo bien entre las altas hierbas y al oír el primer “disparo” de mi cámara gira su cabeza hacia nosotros y tras un brevísimo y emocionante cruce de miradas emprende la huida corriendo hacia el hayedo.
Empleamos bastante tiempo en alcanzar el primer falso collado, vemos un camino que recorre la ladera opuesta por la que subimos, y que debe tratarse de la “Ruta Sosa” que nos indicó el paisano.
Pido perdón a Jorge por no haber investigado a fondo la zona que me correspondía cuando desde abajo organizamos la exploración de los posibles accesos al collado antes de empezar a subir con las bicis. Este camino iba a media ladera poco mas alto que la zona donde llegué andando, ocultándose a la vista por el bosque y el matorral desde el fondo del valle.



Nos olvidamos de las “penurias” de la subida al collado Tronisco en cuanto llegamos a el, mostrándonos en ese momento las espectaculares vistas del cercano Macizo del Manpodre. –“¡¡Precioso¡¡ ¡¡Esto es una pasada de bonito¡¡” . Son unas vistas muy diferentes a las que acostumbro a ver de los Manpodre. Las luces del atardecer iluminando la cara Oeste de estos picos me regalan el hecho de  poder hacer unas magníficas fotos desde el collado.
-“¡El pico Tronisco también es bien bonito”- A Jorge no le llama tanto la atención como a mí. Ha hecho poca montaña y quizás por ello no llega a apreciarlo como yo  que me maravillo contemplando este espectacular macizo.

Se ven diferentes caminos de bajada por lo que decido adelantarme para preguntar a un pastor que anda cerca con su rebaño.
-“¡Vamos bien¡” le comento a Jorge. Y nos lanzamos a buena velocidad hacia el pueblo de Maraña por un excelente pista.
Estamos un poco justos de horas de luz para llegar a La Uña, final de etapa, por lo que apenas nos entretenemos en la bajada.
Voy  primero cuando alcanzo a ver un pastor eléctrico que cierra el camino en una bajada pronunciada. Me encuentro a pocos metros de el cuando me doy cuenta, por lo que mis intentos de parar frenando no impiden que me lleve por delante el cable, tensándolo hasta la rotura y golpeándome  brazos y tórax.
No me ha dado chispazo pero me doy cuenta del riesgo que he corrido de haber encontrado el cable un poco mas alto...
-“¡¡A bajar con mas cuidado y a prestar mas atención, Kike¡¡”- Me reprendo.
Al poco llegamos y pasamos el pueblo de Maraña. Empieza a hacer frío por lo que nos vestimos de largo para proseguir por el asfalto hasta La Uña.




Después de tomarnos un par de ColaCaos bien calentitos en su concurrido bar, decidimos cenar y dormir en el pórtico del consultorio médico.
Los majísimos vecinos nos preguntan sobre nuestras intenciones y nos aconsejan hablar con el señor alcalde para que nos abra la puerta del local y podamos dormir resguardados  bajo techo.
Y sin mas miramientos, contentos por el detalle de vecinos y alcalde, nos alojamos en el piso superior del consultorio en una amplia habitación repleta de trofeos de los diferentes torneos disputados en el pueblo. ¡De lujo¡
73 km a una Velocidad media de 10,98 km/h y  casi siete horas a los pedales.





1 comentario:

  1. Además de la ruta que nos describes, no te conformas con contarnos el aspecto físico o paisagístico de las etapas.
    El tema didáctico de costumbres y formas de vida de antaño que nos cuentas también resulta sumamente interesante pues puede considerarse información de "museo".
    Por otra parte, cuanto se agradece encontrar gentes dispuestas a ayudar cuando necesitáis por ejemplo alojamiento para pasar la noche. Bravo por esas personas buenas!.

    Un saludo,
    Javi

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